miércoles, 11 de diciembre de 2019

Los Mejores Amarres De Amor Del Mundo



Amarres, hechizos, encantamientos y filtros de amor se hacen desde que surgió la magia en los albores de la humanidad, pero a día de hoy los mejores amarres de amor son los del Palo Monte cubano, y les voy a explicar porqué:

 

La magia bantú en materia amorosa era muy poderosa en el siglo XV -probablemente la más poderosa del mundo; aunque un poco burda o primitiva-, pero al fundirse con variadas razas y culturas en la ardiente y sensual isla de Cuba, alcanzó niveles de complejidad y sutileza nunca antes vistos; más apropiados para los enredillos románticos de una sociedad cosmopolita como la habanera, que para los trajines sexuales de una aldea del Congo.

 

La brujería se practicaba desde la Edad de Piedra, pero la edad de oro de la llamada magia roja o sexual se alcanzó en las grandes civilizaciones de la antigüedad como Mesopotamia, Egipto, Grecia y Roma. Fue en los palacios de los grandes faraones, reyes y emperadores donde la magia especializada en asuntos del corazón encontró su mejor caldo de cultivo y floreció, envuelta en las conspiraciones y chismes de alcoba de las principales cortes del mundo antiguo. 

 

Los matrimonios de reyes y nobles implicaban siempre delicados tratos comerciales y políticos. Tierras, propiedades, fortunas y reinos solían cambiar de manos cuando se casaba una princesa y, a su vez, las infidelidades o traiciones de cónyuges de alta cuna podían provocar asesinatos, revueltas y guerras; por lo que existía una enorme demanda de hechizos y filtros amorosos tanto para seducir y dominar, como para separar y enemistar, y poner en evidencia o deshacerse de los rivales, con el objetivo de escalar posiciones sociales, enriquecerse o influir en la política. Variados y complejos factores que obligaron a las brujas y hechiceros de la época a desarrollar encantamientos y filtros románticos cada vez más sofisticados; como los que empleó Cleopatra para seducir a dos emperadores romanos con el fin de retrasar varios años la caída de Egipto en manos de Roma. No era tan bella como la pintan en las películas ni mucho menos, pero su magia era tan poderosa que la hacía parecer inigualable a los ojos de cualquier mortal.

 

Sin embargo, gran parte de ese vasto y valioso conocimiento amasado durante siglos se perdió en el incendio de la biblioteca de Alejandría y posteriormente en las cacerías de brujas de la era medioeval. Las nuevas religiones monoteístas -cristianismo e Islam- fueron implacables con la antigua hechicería y la mayoría de los grimorios -tratados o textos mágicos- paganos que atesoraban los amarres más poderosos de todos los tiempos desaparecieron en la hoguera. Los documentos que han llegado a nuestros días, como el Tetagrammatón, la Clavícula de Salomón, la Tabla Esmeralda o el libro de San Cipriano, en realidad son restauraciones a partir de fragmentos que se recopilaron y publicaron bien avanzado el medioevo, y están llenos de lagunas, imprecisiones y aportes posteriores.

 

En Europa no quedó mucho de las artes ocultas de la antigüedad, pero no así en el Africa negra, que heredó una parte considerable del conocimiento mágico y espiritual de los antiguos egipcios. Se cree que los pueblos bantúes descienden de sacerdotes egipcios que se asentaron en la selva y se mezclaron con los nativos cuando llegaron los romanos y sus dioses y su magia cayeron en desgracia. No en balde el pensamiento del pueblo bantú se basó en el culto a los muertos por encima de todo; al igual que el de los antiguos egipcios; y su magia era más avanzada que la europea en el siglo XV, cuando comenzó el comercio de esclavos hacia las Américas y cerca de un millón de bakongos fueron llegando a Cuba hasta mediados del siglo XIX.

 

En ese período, también llegaron a la Isla esclavos lucumíes, mandingas y ararás; entre otros pueblos africanos; con sus propios dioses y rituales mágicos, que influyeron grandemente en la cultura criolla; pero la brujería conga o bakonga siempre fue la más fuerte; especialmente sus makumbas o daños y sus nkangues, nkutas o amarres; cuyo conocimiento secreto descendía en gran medida de los hechizos y filtros de amor de los antiguos magos egipcios.




Los amarres que llevaron los congos a Cuba eran meras sombras de lo que fueron los grandes hechizos de los antiguos egipcios, pero aún así eran más fuertes que los amarres de los yoruba. Fíjense en que los santeros y babalawos cubanos siempre evitan hacer amarres o makumbas cuando se lo piden y se concentran más en el desarrollo y bienestar de sus ahijados. No es porque su religión sea más elevada y pura que el Palo Monte, sino porque no poseen el poder suficiente; mientras que los paleros nunca le hacemos ascos a un encargo para dañar, amarrar o dominar, porque nuestra magia desciende de la bantú y de la egipcia y es más poderosa.

 

Esos amarres congos siguieron evolucionando entre los siglos XV y XIX; absorbiendo elementos de otros cultos y religiones, y ganando en sutileza y sofisticación en los salones de la nobleza y de los ricos hacendados de Cuba, que en cuestión de chismes de alcoba e intrigas políticas no tenían mucho que envidiarle a la corte de Cleopatra o a la de Calígula.

 

 Por toda la isla se conspiraba contra el gobierno español y se pecaba y se blasfemaba como si estuviera poseída por un demonio lujurioso y beligerante. España era muy católica y puritana, pero en Cuba los españoles perdían la compostura -como si Dios no pudiera verlos tan lejos de la Madre patria- y fornicaban con sus esclavos, tenían amantes mulatas y se entregaban a toda clase de vicios y excesos, mientras los criollos fraguaban rebeliones y se iniciaban en la masonería, las ciencias ocultas, el espiritismo y la magia africana -en el siglo XIX Andrés Petit fundó la primera potencia Abakuá que admitió a blancos y mestizos-.

 

La magia bantú también se propagó y se hizo muy poderosa en otras partes de América, como Brasil y Haití; pero ni la Kimbanda brasileña, ni el Vudú haitiano se han desarrollado tanto como el Palo Monte cubano en cuestión de amarres y hechizos de amor. Cualquiera que haya estado en Cuba ha sentido su atmósfera cargada de energía sexual y mágica al mismo tiempo. Una parte considerable de la población vive directa o indirectamente de la prostitución o de los matrimonios con extranjeros y los amarres están a la orden del día. Incluso la patrona de Cuba -la Caridad del Cobre- es la diosa del amor y protectora de las prostitutas en la tradición afrocubana. 

 

Tras el triunfo de la revolución castrista en 1959, millones de cubanos han marchado al exilio huyendo de la situación económica y política en la isla y una gran parte de ellos tuvo que acudir a la brujería para lograrlo. Desde hace décadas, en toda Cuba se encargan y realizan diariamente miles de obras de brujería para seducir a turistas y empresarios extranjeros con objeto de que se casen con cubanos y les saquen del país, para asegurarse un futuro mejor y poder ayudar a sus familias desde el exterior. Muchos hacen santo -coronar Ocha- antes de partir, pero los amarres que les ayudaron a salir son de brujos paleros.

 

En todo ese tiempo los Tatas cubanos hemos tenido que resolver situaciones y enfrentar retos inéditos para nuestros ancestros; como amarrar o influir a personas que se encuentran al otro lado del mundo y de las cuales no poseemos ningún rastro material, como cabellos o uñas; sólo sus datos o fotos. Para ello hemos tenido que fortalecer las ngangas con elementos ( mataris, nkunias y ngandos ) de otras partes del mundo y crear nuevos tratados que permiten adiestrar a los nfumbes para usar la imagen como rastro y encontrar los objetivos a través de la dimensión astral; que es mucho más rápida que la dimensión física.

 

En el Palo Monte tradicional, el radio de alcance de las ngangas se limita a la zona donde vive y se desenvuelve el brujo. Hay tatas que son fuertes en su pueblo o barrio nada más y otros que son temidos y respetados en toda una provincia, o incluso en toda la isla; pero en los últimos tiempos los nganguleros nos hemos visto obligados a extender nuestro poder allende los mares para proteger a nuestros ahijados en el extranjero, y no son pocos los casos de cubanos que se llevan a sus tatas a vivir con ellos en Italia o España, para que puedan ayudarles de cerca con sus negocios y relaciones.

 

De ese modo hemos salido de Cuba muchos paleros en los últimos 30 años y la oportunidad de poder viajar y estudiar la naturaleza y la espiritualidad de otras zonas del mundo ha expandido y perfeccionado nuestra magia; dando origen a la llamada Regla del Buey Suelto -nombre que agrupa al número creciente de paleros que vivimos y trabajamos fuera de Cuba, lejos de cualquier munanso y practicamos un Palo más amplio y práctico; adaptado a las circunstancias del nuevo siglo- y a los amarres de amor de mayor complejidad, fuerza y alcance del mundo.






 

 


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