viernes, 8 de enero de 2021

¿Qué Es El “Llanto Palero”



El “llanto” en el ámbito mágico-religioso afrocubano se refiere a las ceremonias rituales que rodean la muerte de los sacerdotes de Palo Monte; que es, junto a la Santería, el Espiritismo Cruzado ( mezcla de espiritismo kardeciano con elementos de la santería y el palo monte ) y las sectas de Ifá ( babalawos ) y Abakuá ( ñañigos ), uno de los principales cultos que se practican en Cuba.

 

Para los religiosos cubanos la muerte no es una ruptura sino una extensión de la vida. Los “muertos” o “espíritus” pueden materializarse y actuar en la vida cotidiana de las personas, dar consejos o interferir positiva o negativamente en la suerte de la gente, y por eso reciben diversas ofrendas, comidas, atributos y regalos para ganarse sus favores o alejar sus maldiciones. De modo que la muerte no es algo claramente opuesto a la vida, sino una barrera donde, al traspasarla, los recién fallecidos son susceptibles de convertirse en aliados de la vida cotidiana o ritual de otros seres humanos. Sin embargo, en el Palo Monte este paso del estado de vivo a muerto precisa tratamientos rituales complejos y largos que en conjunto reciben el nombre de “llanto”.

 

La muerte de un palero permite entrever no solamente su compromiso con esta religión sino toda su trayectoria ritual a lo largo de su vida terrenal en otras religiones afrocubanas. En efecto, en el momento de los funerales, las distintas entidades religiosas del difunto se ponen en escena y reciben atenciones litúrgicas específicas. En el momento de la muerte se juntan e interactúan así distintas ritos de distintas religiones.

 

El campo religioso afrocubano es múltiple y diverso y ofrece distintas posibilidades de iniciación y combinaciones de prácticas para un adepto. Así, es frecuente encontrar elementos cristianos en la liturgia palera; como los crucifijos que se encuentran en algunas ngangas para potenciar sus propiedades curativas y benéficas, y que se retiran o invierten cuando se van a realizar trabajos maléficos; y la costumbre de bautizarse en el rito católico antes de “rayarse” ( iniciación mediante cortes en distintas partes del cuerpo ) en el Palo Monte. 

 

También el Espiritismo es a menudo integrado en la práctica del Palo Monte. Es corriente que un palero haya empezado su práctica religiosa con la del espiritismo y que incorpore a muertos o espíritus de esta disciplina en sus trabajos de Palo Monte. Estos espíritus guías o auxiliares forman una “comisión” o “cordón espiritual” que acompaña al individuo desde su nacimiento y constituyen parte integrante de la persona, extensiones de su vida que van adquiriendo ciertas características y formando su personalidad.

 

Sin embargo, las relaciones con los muertos del Palo y con los espíritus del espiritismo son de hecho muy distintas. Habitando la nganga, el “muerto” del Palo Monte es considerado menos “desarrollado” que los espíritus de cordón. Estos no se materializan en objetos sino mediante un médium humano del que toman posesión o al que inspiran visiones e intuiciones.

 

Según sus necesidades terapéuticas y religiosas y, a menudo, bajo las orientaciones de los muertos del espiritismo y del Palo Monte, los religiosos cubanos pueden también iniciarse en la Santería o regla de Ocha, cuya práctica gira en torno al culto a los orishas o divinidades de origen yoruba, que se corresponden con ciertos santos y vírgenes del panteón católico y también con los mpungus y nkisis del Palo Monte. Para los hombres, existe también la posibilidad de iniciarse en la sociedad secreta Abakuá o en el sacerdocio de Ifá ( babalawo ), que son sectas estrictamente masculinas.

 

En Cuba es frecuente que un especialista de una tradición, como puede ser un santero o babalawo, “recete” a un consultante una iniciación en otra tradición como el Palo o el espiritismo para resolver sus dificultades. De este modo, muchos iniciados multiplican a lo largo de sus vidas las afiliaciones religiosas sin contradicción alguna entre ellas según las necesidades y las predicciones de sus distintos oráculos; como los caracoles de la santería, el tablero de Orúla, los chamalongos del palo monte, las posesiones o trances mediúmnicos y las tiradas de cartas ( tradicionalmente, naipes españoles heredados de la tradición gitana de los andaluces afincados en Cuba ), entre otros. 

 

No obstante, las múltiples iniciaciones deben seguir cierto orden: palo monte, vodú ( muy influyente en el Oriente de la isla debido a las migraciones de haitianos ocurridas en la década de los años 40 del siglo XX ) Abakuá; santería y por último Ifá ( la práctica del espiritismo y del catolicismo es paralela a las demás ya que no requieren iniciaciones como tal ). En teoría no se puede “retroceder” -por ejemplo, normalmente uno no puede “rayarse” en Palo después de haber “coronado santo” en la regla de Ocha-, en la evolución espiritual; aunque a menudo los practicantes encuentran soluciones rituales creativas para contornar estas leyes, como el rito del jubileo ( supuesta y controvertida jubilación del santo coronado para poder rayarse en Palo ). Pero lo “natural” y más frecuente es que a los futuros paleros se les detecte su “nsila congo” o camino en las reglas congas desde sus primeras consultas adivinatorias, ya sean de palo o de Ocha o de Ifá.

 

Una nueva iniciación no implica apartar los precedentes compromisos religiosos. Es más, no es raro que durante la adivinación o consulta principal que se realiza en la coronación de un santo, el orisha tutelar manifieste que el nuevo iniciado debe seguir “trabajando con el muerto”( en este contexto, la palabra “muerto” se refiere tanto a los espíritus de cordón  como a los nfumbes del palo Monte ). Esa es la razón por la que tantos santeros afirman que “el muerto está arriba de todo” o que “sin muerto no hay santo”.

 

Cualquier sacerdote que fallezca, al dejar la vida terrestre e integrarse en esta categoría puede seguir cumpliendo así una función religiosa: primero como ancestro dentro del parentesco ritual, invocado en las actividades religiosas de sus ahijados, y segundo como muerto del “cuadro espiritual” de un vivo o como nfumbe de palo monte; aunque los miembros de su familia biológica y ritual buscarán impedir esto porque implica que un muerto se quede así atado a lo material, en una situación de “atraso” que no lo deja desarrollarse y progresar como espíritu de luz.

 

Esta transformación del difunto en nfumbe o espíritu guía o auxiliar requiere diversas operaciones rituales. Los religiosos consideran precisamente que la función de las ceremonias fúnebres realizadas antes del entierro radica en garantizar el “buen paso” del estado vivo a muerto, así como en “abrirle los caminos” al recién fallecido hacia otro tipo de existencia.

 

Cuando un iniciado se muere en Cuba, su funeral tiene generalmente lugar en el mismo día o al siguiente de la muerte. Se compone de diferentes fases: interrogaciones a los oráculos, preparación del cuerpo del difunto, velorio ( lo que los paleros llamamos específicamente “llanto” ) y entierro.

 

Cuando un palero fallece, inmediatamente se manda llamar a sus “mayores” -es decir, a su padrino o madrina o, si estos ya han muerto, a otros “hermanos de religión” ( ahijados del mismo padrino o miembros del mismo munanso del fallecido ) más viejos a nivel iniciático dentro del palo monte. Si los padrinos ya han muerto, generalmente es el bakonfula -mayordomo o primer capacitado de un munanso, o ayudante principal de un tata o yaya nkisi- quién se encarga de organiza y dirigir los rituales y ayudar a la familia con los trámites burocráticos pertinentes. Igualmente se llama al padrino o madrina de santo del difunto, ya sea santero o babalawo, o a sus “mayores” en Ocha, en caso de que ya esté muerto, para que se encarguen de los rituales yorubas.

 

Las ceremonias empiezan con un ritual adivinatorio con objeto de establecer la causa de la muerte; ya que, para que el espíritu del difunto pueda desarrollarse en paz es preciso aclarar que su fallecimiento fue por causa natural y no consecuencia de un ataque de brujería o de cualquier otra manipulación religiosa; en cuyo caso serían necesarias otras ceremonias más complejas que las habituales.

 

Una vez establecida la causa de la muerte, se realizan las distintas secuencias rituales de cada culto al que estuviera afiliado el difunto, empezando por los ritos de santería, después los de Abakuá y por último los propios de palo monte. Las prácticas espiritistas y cristianas se llevan a cabo paralelamente o interviniendo en las otras ceremonias, bajo la forma de rezos, imágenes cristianas y bóvedas espirituales, principalmente.

 

En el Itutu se define mediante la adivinación de los oráculos yorubas el destino de las “prendas” u objetos de santería ( Guerreros, soperas, piedras, collares, etc ) que materializaban el compromiso del difunto con sus santos; que pueden ser heredados por sus ahijados, enterrados con el cuerpo o en el monte, despedidos en un río o en el mar, etc; para deshacer o reconfigurar las relaciones del fallecido con sus orishas de cabecera, égguns y demás entidades de la Ocha. Para finalizar se sacrifican un par de gallos o gallinas.

 

Después de esta ceremonia se reúnen algunos de los ahijados, hermanos o mayores del difunto; ya sean de santería, palo monte o Abakuá; para lavar el cuerpo en un cuarto de la casa. Par este baño se prepara un omiero -líquido ritual preparado con agua y yerbas troceadas a mano, flores y otras sustancias; también llamado mamba en palo monte; que puede llevar; por ejemplo; algodón, alanto, verdolaga, albahaca, bledo blanco y prodigiosa- y lavan el cadáver mientras cantan los rezos yoruba – “ilé ilé alue iba unsebo banye ayé”; por ejemplo- y los mambos de palo monte de rigor, para ahuyentar a los malos espíritus y que el difunto pueda encontrar sin obstáculos su nuevo camino en el más allá.

 

Las ceremonias fúnebres propias de palo monte se celebran después o durante el lavado del cuerpo, en el nso nganga o “cuarto del secreto” donde se haya la “prenda” ( caldero, güira, saco, cazuela, cuerno o muñeco de madera donde habitan los nkisis y nfumbes del palo monte ) del difunto, exclusivamente por los asistentes que estén “rayados” o iniciados en esta regla. El bakonfula abre el ritual encendiendo una vela frente a la nganga y los demás “firman” o trazan sus patipembas ( firmas o dibujos simbólicos que representan a cada palero ) con yeso en el suelo para dar fe de su presencia. A continuación se trazan otras patipembas llamadas “firmas de despacho”, que en combinación con ciertas yerbas; como caimito y kimbansa; fula ( pólvora mezclada con polvos de 21 palos ) y otras sustancias y mambos o rezos “alumbran el camino del muerto en el más allá”.

 

Después el bakonfula da tres toques con el puño en el suelo frente a la prenda para saludar al nfumbe o nkisi que la habita y continúa pidiendo licencia a Nsambi y a todos los ancestros en un orden preciso: primero a los muertos de la rama palera del difunto -sus ancestros rituales-, después a su padrino de palo, sí ya ha fallecido, y finalmente a los muertos de su familia biológica y a los de su cordón espiritual; a los que informa de la muerte del palero y luego los interroga con los chamalongos ( oráculo de palo monte constituido por cuatro o más conchas marinas o chapas de coco ) para determinar el destino que debe darse a las diferentes prendas o artefactos rituales del difunto. Si así lo manifiesta en los signos o caídas de los chamalongos, la nganga o prenda principal puede ser “liberada” del compromiso con los humanos y ser “deshecha”; lanzándola al mar o a un río, por ejemplo; para que pueda “seguir su propio camino”, o si lo prefiere puede “quedarse” para seguir representando a su dueño dentro de su propia familia religiosa. En este último caso, se prosigue la consulta con preguntas más particulares sobre el lugar donde debería quedarse la prenda y sobre la identidad de su custodio, atenciones especiales que precisa, etc. Al finalizar la consulta se mata un gallo arriba de la nganga para que coma, y después se prepara el ataúd con las firmas y rezos correspondientes, dando inicio al ritual del “llanto”.

 

La ceremonia del “llanto palero”, cómo tal, transcurre durante la preparación y ejecución del velorio. Después de proteger el ataúd se introduce al difunto vestido con el mismo traje con el que coronó santo en su día y se coloca en el centro de la sala donde se le velará. A continuación, el bakonfula saca en brazos la prenda del munanso cubierta con un paño negro, en señal de duelo, y la pone debajo del ataúd, enciende una vela en cada esquina de la caja y a su alrededor traza un círculo con fula. También los ahijados o hermanos espiritistas pueden colocar un vaso de agua con un crucifijo dentro bajo el ataúd y rezar el Ave María y el Padre Nuestro durante el “llanto”.

 

El velorio puede durar varias horas, durante las cuales se suceden los distintos rituales, rezos, invocaciones y cantos que conforman el “llanto palero”; término propio también de los ñañigos, que llaman a sus funerales “llanto Abakuá”. Estos cantos son piezas fundamentales del “llanto” y se entonan por los asistentes siguiendo el mismo orden de las iniciaciones del difunto: empezando por los cantos yoruba, después los cantos del “llanto Abakua” y por último los mambos de palo monte; aunque hay momentos de clímax en que se entremezclan voces y versos de distintos cultos y dialectos.

 

Contrariamente a los cantos de santería y a los de Abakuá, los mambos de palo monte mezclan versos en dialectos “congos” o de origen bantú con versos en castellano para que su sentido sea parcialmente entendible para todos. De ese modo, sus letras “bilingües”cumplen una función cohesiva, no solo para los paleros, sino para todos los asistentes al “llanto”.

 

Muchos de estos mambos tienen como objetivo explícito celebrar y despedir al difunto, hacerle seguir su camino de forma digna, en adecuación con su estatus de sacerdoteal mismo tiempo que expresan el duelo de los presentes.

 

Vamo’ llorar, caymito

Vamo’ llorar, caymito

 

Mientras se canta este primer mambo, el bakonfula puede ir tomando las medidas de pies a cabeza de todos los participantes; incluso profanos; con una serie de cintas o tiras de tela de distintos colores previamente preparadas.

 

Es normal en los “llantos” que se incluyan percusiones, si la familia del difunto puede permitirse contratar a los músicos iniciados y especializados en los distintos “toques” rituales de origen africano que se emplean en la Santería, el Palo Monte y Abakuá. Los cantos yorubas se acompañan con toques de “batá” ( trío de tambores sagrados de la regla de Ocha ), los del llanto Abakuá con los “nkomos” ( tambores portables, para tocar de pie o andando, de la liturgia Abakuá ), y los mambos de Palo Monte con sus “cajones” ( cajas de percusión de madera que se tocan con las manos como un tambor ):

 

Tengo yo Tengo yo
Como Nzambi te manda tengo yo
De Guinea Congo (coro)
Como Palo yo

 

Otro:

 

Bembembe makotero
Bembebembe [coro] wanawa
Kariakongo [es]tá de lemba
Viramondo [es]tá de lemba
Se va buen amigo se vá
Con su maña
Mambe Dio!

 

Antes de cerrar la caja para “santiguar” o “limpiar” ritualmente a los presentes de las malas energías acumuladas en el lugar y del contacto directo con un recién fallecido -con un mazo de yerbas en la mano pasándolo por el cuerpo de cada persona y soplándole humo de tabaco-, el bakonfula coloca dentro del ataúd, junto al difunto, las cintas que usó para tomar las medidas de los asistentes al funeral.

La última parte del “llanto” transcurre en el entierro en el cementerio y la dominan los mambos de Palo Monte y los “saludos” para recordar a todos los miembros importantes de las distintas “familias religiosas” del finado. Al lado de la tumba, el bakonfula enciende una vela encima del ataúd y dibuja nuevamente una “firma” de palo sobre la caja y entona, con la asistencia, un nuevo mambo dirigido a Nzambi, el dios supremo:

Nzambi narire
Nzanda kunia
Pluma nana pluma nana
Nzambi manda que yo reza
por la señal

Otros mambos:

 

Llegué, llegué caminando
Llegué, llegué saludando
Con mi nganga
Llegué, llegué Mama Wenge [u otro mpungu de cabecera]
saludando el campo santo [es decir el cementerio]
Tchitchiribako
Una nganga [es]tá llegando
Ganga buena [es]tá llegando…

 

Malembe, malembe
Ah, Simbiriku
Ah, si la ngoya malembe…

 

Ngunguru Ngungurua
anafinda ngunguru
Ngunguru Ngungurua
Anafinda ngunguru
Ngunguruá…

 

Ando ando ngurumá
Bamba [nganga?] casó casó
Gurumá só
Bamba casó gurumá…

 

Finalmente, todos cantan este mambo de despedida y los parientes y ahijados comienzan a salir del cementerio:

 

Wiri wiri maué
Wiri wiri maué
Mambo calló
Wiri mambo lloró
Kikiriri…

 

Así concluye el “llanto palero”.

 

Saludos a todos y que Nsambi acutare,




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1 comentario:

yase dijo...

Saludos padremontenegro, tengo una pregunta ¿Qué otro nombre se les da a los ndoyis? ya que si dices que son de Egipto y Mesopotamia me preguntaba si tienen otros nombres