En Mayombe, los ancestros congos y ngolas conviven con sus descendientes y nganguleros actuales, para mantener su pureza, sin influencias de otras religiones. |
Llámase mayombero al hechicero de tradición conga, oficiante de la regla que se conoce como Palo Monte, la cual rinde culto a los muertos y a los espíritus de la naturaleza.
Mayombes es, en resumen, la íntima relación del espíritu de un muerto que, junto con los animales, las aguas, los minerales, las tierras, los palos y las hierbas, conforman el universoadorado por los descendientes cubanos de los hombres y mujeres traídos del reino del Manikongo.
Establecidos inicialmente en Pinar del Río, donde hubo un gran asentamiento de esta procedencia, fueron actores de diversos cimarronajes. Su personalidad, a un tiempo inquieta y reservada, los llevaba a huir hacia las lomas. Los espíritus de aquellos alzados contra la esclavitud, asesinados por los tristemente famosos rancheadores -hombres sin escrúpulos dedicados por dinero a la búsqueda y captura de esclavos fugitivos-, pasaron con el tiempo a formar parte esencial de los fundamentos o prendas de los mayomberos actuales.
En algunas zonas de Cuba se conservan aún con gran pureza, debido al apego de sus devotos a la ortodoxia religiosa, las prácticas de Mayombe heredadas y guardadas con celo y transmitidas oralmente de generación a generación desde el siglo XVI hasta el presente. Esas prácticas se basan en la interpelación con los espíritus de los ancestros y de los muertos y con las vibraciones de todo cuanto hay en la naturaleza. Popularmente se conoce a sus seguidores como mayomberos, Padres o Yayis Ngangas, nganguleros, paleros y así sucesivamente, hasta ir a dar al despectivo nombre de brujo. Denota esta última denominación el desconocimiento, por parte de quienes la emplean, del amor a la naturaleza que profesan los mayomberos y el respeto de que son acreedores por sus profundos conocimientos de los secretos y misterios de la naturaleza, y del ser humano con todas sus virtudes y defectos -aunque también es justo agravar que, actualmente, estos términos "brujo", "brujería", etc, están siendo revalorizados y cobrando nuevas connotaciones de auténtico, puro, poderoso y, por tanto, de respeto ). Víctimas de la difamación de las autoridades coloniales primero y pseudorrepublicanas después, esos creyentes guardaron su saber en bibliotecas individuales: sus memorias, el mejor centro de referencias que la humanidad siempre ha tenido a su alcance.
Vayamos, pues, al encuentro de Mayombe en una antigua casa de descendientes de esclavos en Pinar del Río, situada en la loma del Cuzco: los Batalla Sácara Empeño. Su hogar es la zona ubicada entre el poblado de Cabañas y los alrededores del antiguo ingenio "La Luisa", en el Callao.
Se recoge en la historia de esta familia que Rufino Fernández( llamado Ta Rufino, descendiente probado de un rey congo ), el blanco Manuel( descendiente de gallegos ) y Fermín Cueto( que respondía por Ta Guapito ) le entregaron al difunto Primitivo Arrieta( también conocido como el Chino Arrieta ) un fundamento o nganga: Cuaba Batalla Sácara Empeño.
El Chino Arrieta fue un gran defensor de la ética del Mayombe puro, que no admite elementos de otras manifestaciones religiosas. Legó a sus ahijados métodos y tratados virtualmente desconocidos por los que se agrupan en otras casas seguidoras de esta práctica. Por los estudios realizados sobre esta rama de la mayombería, extendida por todo Pinar del Río, La Habana( sobre todo los poblados de Guanabacoa y Regla ), Matanzas y Villa Clara, hemos constatado que su liturgia se ha conservado pura, dando origen a las ramas conocidas como Brillumba, Shamalongo y Kimbisa del Santo Cristo del Buen Viaje. Las ceremonias mayomberas han preservado la impronta de los ancestros, sin asimilar aporte alguno de la ocha, el espiritísmo o el catolicismo. Sus ngangas, que contienen todo lo que en el plano tierra tiene vida( pues para el aficano y sus descendientes, todo vibra, hasta la materia que hombres de otras culturas consideran muerta ), son de tamaño pequeño, como las de los antiguos clanes del reino del Manikongo, que eran trasladadas de un lugar a otro, según las necesidades de aquellos pastores y recolectores nómadas, después transformados en labriegos, forzadores y guerreros, y que constituían el eje principal de la vida del clan.
El mayombero no adora simultaneamente a varios poderes, como lo hacen otras ramas que se desprenden de la mayombería. Su principal fundamento es Nsasi Sasi Siete Rayos, nombre genérico que se da a toda prenda mayombera. Estas prendas siempre van acompañadas de un nkuyo o lucero, con el cual se abre el cuarto donde se "juega" Palo, y al cual se puede describir como una prenda en miniatura; y de una mpaka, montada en un tarro de chivo o de toro, que es uno de los instrumentos auxiliares de la adivinación.
Los viejos mayomberos descendientes de congos y ngolas suelen emplear un refrán que refleja su total confianza en el poder de sus creencias ancestrales: "nganga buena nunca tercia".
Para los congos asentados en Cuba, Nsasi significa lugar de enterramiento de los jefes y también antílope o venado. Es, asimismo, como ya hemos visto, el nombre del micromundo que contiene el nkisi principal. Nsasi está dentro de un caldero de barro cocido, sellado con tierra, que incluye los huesos de nfumbe y de diversos animales, así como aguas recogidas en distintos sitios.
Se le sacrifica carnero y jicotea en casos especiales. Sarabanda, a diferencia de Nsasi, se nutre de sangre de chivo. Es curioso que para el llanto del mayombero se sacrifique un chivo, mientras que esto es un sacrificio de rutina para alimentar a Sarabanda. Se llora al mayombero y se alegra a Sarabanda. Estas son las contradicciones propias de los desprendimientos del eje de esas manifestaciones, que se adoran a todo lo largo y ancho de nuestra bella isla del Caribe.
A partir de la prenda funciona el colectivo en su totalidad. Ella simboliza la unidad del clan y otorga jerarquía y poder a su dueño sobre quienes lo rodean. Todas las manifestaciones sociales -el arte, la economía, la política, la guerra, la religión- se subordina, por decirlo en términos contemporáneos, a los consejos del poseedor de este receptáculo.
La consagración hermana a los hombres y los agrupa en torno a la prenda. Su principio consiste en el intercambio de sangre, como la forma más expresiva de manifestar los sentimientos de vínculo familiar y solidaridad. Pero el mayombero es muy cuidadoso al aceptar a un nuevo ahijado. Puesto que guardan con tanto celo sus conocimientos, velan para que el que los reciba sepa guardarlos igualmente bien. De ahí que muchos practicantes no tengan siquiera un solo ahijado.
Para un verdadero y escrupuloso Padre o Madre Nganga, un ahijado debe observar estrictamente una serie de normas de conducta con respecto a su vida familiar y pública. El aprendizaje del neófito suele durar largos años, y acabará teniendo en su haber un cúmulo de conocimientos sobre el monte y las propiedades de los palos que más fuertes vibraciones emiten. Se convertirá, en suma, en un verdadero sabio sobre las virtudes de la flora.
El Tata Nganga es el responsable de ejecutar el rito de la iniciación, consistente en hacer marcas con un objeto cortante sobre el cuerpo del que se inicia, extrayendo sangre, que se vierte sobre el receptáculo mágico y se añade a la bebida sacramental. El iniciado es el primero en beberla, y después el resto de los cófrades. Queda explicado así que se ha realizado una consagración con el nfumbe que rige el fundamento. De hecho, esto implica un sacrificio, una ofrenda: se ha dado parte de la energía vital del hombre -su sangre- para enriquecer la prenda y, espiritualmente, al individuo. Este adquiere un carácter más amplio como ente social, pues esta consagración no obedece únicamente a motivaciones de carácter religioso, sino también a profundas convicciones acerca del rol que corresponde a cada individuo en su contexto social El compromiso religioso es, para los mayomberos, un compromiso social.
Antes de llegar a la consagración, han de llevarse a cabo las ceremonias que enumeramos a continuación: el vaticinio de la consagración; los baños purificadores; la matanza de animales y la preparación del yambos; la entrada al cuarto; la ceremonia de reafirmación; el rayamiento y, por último, el brindis y el saludo.
Para vaticinar si un individuo necesita y puede iniciarse, el ngangulero hace uso de sus recursos de adivinación a través de un registro o consulta. Para efectuarlo, emplea la mpaka mensu, tarro de chivo o toro sellado con un trozo de espejo. A través del espejo el futuro padrino, luego de hacer algunos conjuros mágicos, verá lo que le depara el destino al individuo y se lo transmitirá verbalmente, corroborando la veracidad de lo que dice mediante preguntas al fundamento con fula o con shamalongo.
En caso de que la iniciación sea indicada, se fija la fecha de la ceremonia, teniendo en cuenta las condiciones sociales, la conducta moral y el estado de salud del individuo, cuya vida sexual debe ser intachable y cuyas dolencias, si las tuviera, deben conocer tanto él como el ngangulero, y los factores naturales; es decir, la posición de los astros, sobre todo de la luna. Nunca se debe proceder a una iniciación cuando la luna está en cuarto menguante. Es preferible hacerla cuando esté en cuarto creciente. Es muy favorable para el individuo que se le inicie en los días que marcan los cambios de estaciones.
Los animales, los objetos y los derechos necesarios para la consagración son: dos gallos, una botella de aguardiente, una de vino seco, una de miel de abejas, algunas velas, tabaco y un pañuelo blanco. El monto del derecho será el que marque el ngangulero.
Generalmente le toca a las mujeres la tarea de desmenuzar con las manos las hierbas para los baños y bebidas sacramentales. |
En un rincón del cuarto donde se vaya a efectuar la ceremonia de iniciación o a todo lo ancho de esa habitación, se disponen palos, ramas y hierbas figurando el monte. El suelo también se cubre con hierbas finas. En ese cuarto se encuentra el fundamento principal, rodeado por otras prendas, luceros y receptáculos mágicos de otros Padres Ngangas.
El animal a sacrificar es un gallo, cuyas espuelas y guías de la cola han de estar en óptimas condiciones. Mientras el Akpuón entona su canto, se presenta el gallo al fundamento principal, frente al cual el ave generalmente queda sumergida en un letargo. Para despertarla, se entona otro canto, y mientras un Ngangulero la sujeta, el mayordomo, con el mbele previamente autorizado, toma la cabeza del gallo y le arranca plumillas de ella y de las patas, las alas y el lomo.
Los cantos prosiguen mientras se sacrifica el animal y se deja correr su sangre por encima del fundamento, hasta que se deposite en la jícara que contiene el yambos. Inmediatamente, éste se tapa con un trozo de tela roja y se coloca en un lugar donde no pueda derramarse. La cabeza del animal sacrificado se pone sobre el fundamento y el cuerpo se coloca nuevamente sobre el suelo, frente a la prenda. Con las manos en forma de cruz sobre su lomo, se le oprime contra el suelo para que "cante" por última vez. Se cubre la nganga con las plumas del gallo; con las que han caído al suelo se limpia la sangre. Se hace un pequeño atado con todas ellas, se compactan con las manos y se ponen ante la prenda. Ésta y el suelo se limpian de inmediato, para borrar los restos del sacrificio y ponerlo todo en orden.
Ya terminada la ceremonia del baño, se lleva al ngueyo hasta la puerta del cuarto Malongo, y el encargado de conducirlo allí toca enérgicamente a ella tres veces. Se intercambian las preguntas y respuestas del ritual, tras lo cual se abre la puerta. En ese momento, y antes de traspasar el umbral, se hace girar al ngueyo sobre sí mismo. Acompañandalo con cantos, se le conduce al pie del fundamento, donde deberá permanecer arrodillado. Se le interroga entonces sobre los motivos que lo han llevado a rayarse y, según la formación que le haya dado su padrino, se le alecciona para que sepa cómo deberá comportarse después de su iniciación para cumplir con la ética mayombera. Se procede a colocar la prenda sobre la cabeza sobre la cabeza del iniciado. Con la devoción y solemnidad requeridas por el momento, el padrino toca la nganga con el mbele y entona un rezo, mientras se flamea la navaja con el que se efectuarán las marcas rituales y se le rocía con aguardiente.
El Akpuón comienza a entonar su canto cuando se sopla aguardiente en la parte alta de los pectorales del iniciado. Mientras dura el rezo cantado, se hacen varias incisiones en el pecho, si es hombre, y en la espalda si la que se inicia es una mujer.
Terminada esta parte de la ceremonia, llega el momento mismo de la consagración. Se vierte la sangre que haya quedado en la navaja echándole aguardiente al instrumento sobre la nganga y el yambos. Se solicita permiso a Nsambi y se le da a beber al iniciado la bebida sacramental. Si al iniciado le han dado a tomar o comer algo en algún momento de su vida para hacerle daño, la bebida sacramental hará que lo vomite. En ese caso, se le dará de beber otra vez, para que se sepa que ha nacido un nuevo gajo. La consagración queda así terminada.
Dos nganguleros tomarán el iniciado por ambos brazos, ayudándolo a ponerse de pie, mientras cantan y unen los dedos índice y pulgar, simulando atrapar entre ellos la luz de las velas. Se quita la venda que durante toda la ceremonia ha mantenido cubiertos los ojos del iniciado, y se le frotan los párpados.
El iniciado saluda al fundamento cruzando las manos tres veces ante sí y tocando el piso con los nudillos. Saluda después a su padrino a la usanza conga: ambas manos se cruzan y giran sobre el vértice de la base de los pulgares, primero hacia arriba y luego hacia abajo, diciendo: Salaam Alekum, Alekum Salaam. Después saluda a todos los presentes de igual forma, brindándoles aguardiente por orden jerárquico, al son de un canto que anuncia el nacimiento de un pino nuevo, de un mayombero.
Mientras se canta y se comparte bebiendo malafo mputo, malafo sese, chamba y café, se reparten tabacos para el deleite de todos. Las guías de la cola del gallo se distribuyen entre los asistentes y la lengua del ave se tira con violencia hacia el techo, donde permanecerá pegada hasta que sea utilizada para algún trabajo.
Por último, los presentes cuentan anécdotas e historias sobre tiempos pasados, sobre la colonia, sobre acontecimientos de este siglo y, por supuesto, hacen muchas críticas a los nuevos cófrades. El juramento de un nuevo ngueyo se hace en una sola potencia, pues solo existe una cabeza, que lo regirá y ayudará de por vida con sus vibraciones más positivas. Éstas, encerradas y selladas en la prenda, le darán tranquilidad y desenvolvimiento en el largo camino de la vida y lo ayudarán a bien morir.
2 comentarios:
A menudo, durante el rayamiento de ngueyo, el neófito cae en trance o experimenta percepciones extrasensoriales, pero no siempre sucede, sobre todo si la persona no es medium natural. Cada regla de palo monte raya a su manera, por eso a veces parece tan complejo el tema, pero en verdad es sencillo: Se raya para salvar o para pertenecer a un munanso. El que solo se raya para salvar la vida o la libertad o conseguir la victoria más imposible, tanto como el ngueyo que se raya para iniciarse en un munanso, por vocación espiritual, reciben la protección general del fundamento en el que se rayan y se les asigna un nfumbe para protección individual, ya sea en un makuto, nchila o collar que reciban.
Un tronco o fundamento es una nganga grande, con muchos gajos o prendas que han nacido de ella. Un fundamento puede albergar muchos nfumbes y varios nkisis, pero toda nganga nace con un solo nfumbe que se saca del fundamento, por lo que se le llama nfumbe gajo. Ese espiritu es como el adn que convierte en familia a una serie de prendas, y posee una serie de poderes básicos para que la nueva prenda y su dueño empiecen su andadura.
Hay muchos tipos de nfumbes, según su origen, antiguedad, poderes y alianzas creadas con el tiempo, con humanos vivos o con otras entidades espirituales. Los nkisis, nkuyos, ndokis y kini kinis también son nfumbes. Incluso varios de los orishas de la regla de ocha, también son nfumbes, porque "del muerto nace el santo", como dice el dicho yoruba. Los nfumbes gajos no son iguales que los que lleva una mpaka vititi mensu o un Guardiero Lucero, o los que se usan para llevar a cabo los trabajos. Tampoco son iguales los nfumbes que se usan para sanar y abrir los caminos, que los que se emplean para seducir y amarrar, o los ndokis que se lanzan para guerrear y dañar, etc.
Todo eso se va aprendiendo con el tiempo y la práctica, según se van recibiendo prendas y adquiriendo nfumbes y nuevos conocimientos. Saludos a todos y que Nsambi acutare,
Padre Montenegro
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