Otros sí viven en sitios donde se practica la brujería, chamanismo y otros cultos mágicos, pero desconfían de los padrinos dispuestos a iniciarles y enseñarles, pues a menudo solo pretenden sacarles el dinero o, peor aún, robarles su suerte o su espíritu. Y también están los que viven en grandes y desnaturalizadas ciudades, sin "cobertura espiritual" y/o que tienen ocupaciones que no les dejan tiempo y/o energías para sumergirse en el mundo invisible de la magia. A todos les digo lo mismo: Sí, es posible recorrer el camino espiritual sin un maestro directo, aunque resulta muy difícil, ya que exige grandes dosis de voluntad por parte del interesado.
El Camino del Buey Suelto o brujo solitario es un tratado que estoy preparando, que sintetiza los aspectos fundamentales universales para hacer funcionar cualquier tipo de chamanismo, brujería o magia y comprende una serie de técnicas de purificación, preparación, desarrollo de la sensibilidad espiritual o capacidades parapsicológicas; conocimiento de las plantas, minerales y demás sustancias y elementos naturales imprescindibles; conocimiento y manejo de los cinco elementos( aire, fuego, agua, tierra y espíritu ) y de los siete principios herméticos, aplicados al desarrollo interior y exterior de cada buey suelto; captura o pacto con los "aliados"o poderes( enfuiris, nfumbes, mpungus, nkisis, nkuyos, etc ) que le protegerán, guiarán y ayudarán en sus trabajos y los sistemas adivinatorios u oráculos para comunicarse con esas y otras entidades; que cualquier persona, con el interés y la voluntad suficientes, puede aprender y llevar a cabo por si mismo.
Habrán muchos paleros y santeros que protestarán por este libro, alegando que "sin padrino no hay bautizo", es decir, que sin maestro no se puede aprender, ya que éste es quién traspasa el poder de la naturaleza al individuo. Pero si investigamos un poco en la tradición chamánica de diversas partes de África, Asia, Australia y América, veremos que, en el pasado, la mayoría de los brujos y chamanes "nacían" solos, en un momento dado de sus vidas, a causa de una enfermedad, tragedia o suceso que les colocaba entre la vida y la muerte, permitiéndoles asomarse al mundo de los espíritus, del que regresaban con la habilidad para ver, escuchar y/o sentir( vititi ) la realidad espiritual y de esa forma poder aprender y trabajar con algunas de las entidades invisibles que nos rodean. Los maestros de estos chamanes, habitantes solitarios de parajes inhóspitos, como montañas, desiertos, selvas, bosques y tundras, fueron los propios dioses y espíritus.
Y es que la soledad o, más bien, la paz y el silencio que hallamos al alejarnos de las urbes y adentrarnos en la naturaleza, son los vehículos ideales para elevarnos por encima de la entropía o caos de la civilización moderna, desintoxicando nuestros sentidos, hasta poder escuchar o percibir la frecuencia de los planos más sutiles de la existencia, donde habitan los espíritus, divinidades y otras fuerzas y misterios de la naturaleza. ¿Cuál fue el maestro de Buda? El ayuno y el silencio bajo un árbol. ¿Y el maestro de Jesus? El ayuno y el silencio en la montaña.
Más que las ofrendas de flores, licores, manjares y riquezas o los sacrificios de sangre, a los espíritus, divinidades y fuerzas de la naturaleza, lo que realmente les encanta, como la miel a los osos, son las demostraciones de voluntad. La voluntad humana es el alimento más rico en energía vital que existe en este planeta; mucho más que la sangre o cualquier fruto vivo. Esa energía les enloquece y por ella son capaces de cualquier cosa, pues las fuerzas espirituales lo tienen todo, salvo vida.
Un acto de voluntad sencillo, como salir a correr un rato, dos o tres veces a la semana y llevar una alimentación sana, es devorado por las entidades espirituales más cercanas a la persona( a las que solemos llamar ángeles de la guarda y espíritus guías ), que, a cambio, ceden un poco de su energía espiritual a la persona, suficiente para que su cuerpo goce de buena salud. Sinembargo, un acto de voluntad intenso y complejo, como pueden ser el ayuno, la meditación y el aislamiento prolongados; un esfuerzo físico tremendo; un sacrifico o acto de gran valor, con riesgo de la propia vida, genera una formidable explosión de energía vital que puede ser percibida por entidades espirituales desde enormes distancias, atrayendo una auténtica avalancha espiritual sobre el individuo que lo produce. Tal cantidad de poder puede "iluminar" determinadas áreas del cerebro que normalmente permanecen dormidas y fabricar y segregar ciertas sustancias en el sistema nervioso y sanguíneo que producen cambios importantes en la "configuración" del ser humano, que se traducen en el desarrollo y manifestación de una o más capacidades, dones o sentidos extrasensoriales.
A mayor voluntad humana, mayor poder sobrehumano, así de simple.
Uno de los actos de voluntad más peligrosos, pero a la vez más rápidos y efectivos para obtener poderes extrasensoriales, es salir a cazar un espíritu de un ojo de agua, río, cueva, monte o cementerio, entre otros lugares solitarios dónde suelen habitar o rondar diversas clases de entidades espirituales. Vencer al terror que se puede llegar a experimentar en esos lugares, provocado por los mismos espíritus a los cuales intentamos domar, es cuestión de vida o muerte, pues si hay algo que atrae más a los espíritus que la voluntad, es la propia vida humana, manjar de manjares. En esta lucha, si sucumbimos al miedo, morimos, como esos cadáveres que luego se encuentra ahogados en un charco, atrapados bajo una piedra o despeñados en un barranco _accidentes estúpidos o ilógicos, provocados por el pánico_; pero si nos mantenemos firmes, sin salirnos del círculo, ni interrumpir el ritual u olvidar ningún paso, nuestra demostración de valentía, astucia y voluntad será tan magnífica que la entidad espiritual en cuestión se quedará prendada de nosotros, como un brioso y orgulloso corcel recién vencido y domado, y aceptará con gusto ser nuestro aliado.
A partir de ese momento y hasta el fin de nuestros días como seres vivos, esa entidad espiritual caminará siempre con nosotros, unos pasos por delante, invisible para los ojos de la inmensa mayoría de las personas, pero guíando, explorando, rastreando, abriendo camino para nosotros y protegiéndonos, a cambio, solamente, de nuestra magnífica voluntad.
Los aliados pueden ser espíritus de animales, los llamados Tótems, que adoptan en sueños y visiones la forma de su especie. Aguilas, lechuzas, cuervos, coyotes, tigres, perros, lobos, ciervos y serpientes son algunos de los más conocidos, pero en realidad hay tótems de todo tipo de animales, incluidos aquellos cuyas especies ya desaparecieron.
También pueden ser espíritus elementales, de agua, como los que habitan los ojos de agua, lagunas, ríos, manantiales subterráneos, costas, islas, pozos, etc; espíritus de aire, que habitan en la cima de montañas, montes, colinas, etc; los espíritus de fuego, que moran en volcanes y en piedras y árboles alcanzados por un rayo, etc; o espíritus de tierra, como los que se esconden en cuevas y minas subterráneas, cruces de caminos, hormigueros y madrigueras abandonadas, árboles apartados y antiguos, arenas movedizas, pantanos, etc. A los espíritus elementales se les suele asociar con determinados mpungus, orishas, güijes, loas, djins y demás divinidades animosas, según la cultura de la que se trate. En la cultura afrocubana, vienen a ser los ángeles de la guarda, mpungus u orishas de cabecera y en algunos casos, pueden ser determinados karires o demonios.
Y los más comunes o fáciles de encontrar, entre los aliados, son los espíritus de personas difuntas que, por diversas razones, no ascienden y se quedan rondando los lugares y personas que les son familiares o donde murieron o reposan sus restos. A los espíritus de familiares o personas queridas o cercanas, que se acercan y/o se preocupan espontáneamente por nosotros o han sido domados por nuestra voluntad, se les puede llamar espíritus guías o nfuiris, ya que son libres y no reciben materia( no hay que darles de comer ). Y a los espíritus de difuntos que se capturan con malas artes, engaños y pactos, y que reciben materia para fortalecerlos y dominarlos, se les llama nfumbes, los que habitan el nkisi o caldero de un nganga o brujo palero.
El día que el brujo pierde su voluntad, pierde a su aliado y sus poderes, y muere.
La voluntad se puede desarrollar; es como un músculo y necesita ser ejercitado día a día, con disciplina y paciencia. Paciencia + Disciplina = Voluntad = Poder.
Claro que, si usted no está dispuesto al esfuerzo requerido, ni a los peligros necesarios y quiere coger mangos bajitos, como aquel que dice, siempre puede pagar a un brujo para que sea su padrino y sea él quien se esfuerce y se arriesgue en su lugar. Y ahí es donde nace la religión, donde el brujo se convierte en sacerdote o intermediario entre las fuerzas espirituales de la naturaleza y sus seguidores y ahijados. Y es también donde nace el engaño y los falsos profetas, un riesgo que siempre existe para las personas que buscan maestro o padrino. En ese sentido, creo que mi libro será de interés, tanto para las personas que quieran recorrer el camino del Buey Suelto, como para aquellas que solo quieren aprender los fundamentos suficientes para ser capaces de distinguir a un buen maestro de uno mediocre, egoísta o falso.
2 comentarios:
Muy bueno el tratado. Espero con ansias su libro. El dia que usted lo publique lo comprare con agrado. Para adentrarme a ser un buey suelto. Muchas bendiciones!
Tienes el libro listo. Lo compro. Quiero conseguirlo.
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