miércoles, 28 de diciembre de 2011

EL VODU EN CUBA

Los luases Criminel( a la derecha ) y Togó
( a la izquierda ) en pleno trance, proce-
diendo a traspasar un mal de una tercera
persona, situada entre ambos.

A principios del siglo XX, Cuba experimentó un intenso desarrollo de la industria azucarera que atrajo a más de un millón de braceros caribeños, sobre todo haitianos y jamaicanos, a las zonas orientales de la isla. Del medio millón de haitianos que pasaron por Cuba entre 1915 y 1929, alrededor de un cuarto de millón se quedaron residiendo permanentemente y con ellos se quedaron también sus costumbres, su cultura y su religión, el Vodú. Se asentaron en las provincias de Guantánamo, Holguín, Santiago de Cuba y Camaguey, principalmente, formando varios poblados, como el de Barrancas, casi en el centro de la antigua provincia de Oriente. La mayoría eran hombres, así que se casaron con mujeres cubanas, tuvieron hijos y de esa forma sus raíces se mezclaron con las cubanas.

 Ambas culturas, la cubana y la haitiana, descienden de la africana y por eso comparten el mismo gusto por el canto, los tambores, la danza y, desde luego, por la magia. El complejo musical haitiano que conocemos como "El Gagá", se enriqueció con el intercambio con la música tradicional cubana campesina. De igual forma, pero a la inversa, los cultos religiosos afrocubanos absorbieron muchos elementos del vodú haitiano. Esta influencia mágica se evidencia sobre todo en el linaje Kimbisa del Palo Monte cubano. Importantes casas, como Brillumba Kimbisa Boanda Francesa( tumba francesa ) y Palomonte Haitiano Palo Kimbisa, fueron fundadas por hounganes y mambos( sacerdotes del Vodú masculinos y femeninos, respectivamente ) haitianos residentes en Cuba, como Duli Dubois( Papá Duli ), Danli Dubois, Fifi Dubois, Nicolás el Haitiano y Jean Candeliu. Incluso se especula si Andrés Petit, el célebre fundador de la Regla Kimbisa del Santo Cristo del Buen Viaje, no sería descendiente de haitianos, dado su apellido Petit.

Debido a la difícil situación económica y política de Haití y a su revolución( 1791-1804, primera revolución de América Latina, que culminó con la abolición de la esclavitud en la colonia francesa de Saint-Domingue, y la proclamación de la república de Haití ), millones de haitianos emigraron a otros países cercanos, como Santo Domingo, Cuba y el sur de los Estados Unidos. El vodú, religión compleja, profunda y orgullosa( tengan en cuenta que la revolución haitiana fue inspirada y liderada por hounganes )no se dejó influenciar mucho por otros cultos caribeños pero, no obstante a eso, experimentó ciertas variaciones al irse adaptando a las nuevas condiciones socio culturales, económicas y políticas de los diferentes lugares donde se establecieron. Por esa razón, el vodú que se practica actualmente en Haití, Santo Domingo, Cuba y New Orleans, presenta grandes diferencias entre si. De hecho, el vodú cubano actual es más parecido al vodú haitiano de principios del siglo XX que el vodú que se practica en Santo Domingo, en New Orleans y en el propio Haití. Mientras que en esos países el vodú se ramificó y continuó evolucionando, la comparativamente pequeña presencia haitiana en Cuba se desarrolló en zonas aisladas de las provincias orientales, manteniendo prácticamente intacto el vodú que trajeron sus primeros pobladores.

El hungán Nicolás Cazal, hijo
de un hungán haitiano de los
que llegaron a Cuba a
principios del siglo XX.
El vodú procura obtener la invulnerabilidad del creyente por consustanciación y de éste con la divinidad superior. Es decir, el creyente procura, tiende y pretende identificarse con la deidad, con la divinidad, para hacerse invulnerable como es la divinidad misma. Este rasgo prevaleciente del vodú hace que en el aspecto formal tenga un elemento que lo difiere de todos los otros sistemas mágico-religiosos existentes en Cuba( la Regla de Osha o Santería, derivada de la tradición Yoruba; las reglas congas o Palo Monte, descendientes de la tradición Bantú; y el Espiritismo de Cordón, fundamentalmente ). Es una religión que no está cerrada a la aparición de nuevos dioses. En el vodú pueden surgir nuevos dioses, cosa que no sucede en los cultos afrocubanos.

La regla de Osha lo que procura es obtener la simpatía del santo, para que lo proteja y ayude, por medio de ofrendas y sacrificios. Los preceptos congos persiguen acrecentar la fuerza personal del practicante con procedimientos mágicos. Es decir, por una vinculación tipo ósmosis con la naturaleza. En el caso del espiritismo de Cordón, lo que se procura es una comunicación con el familiar difunto para que éste proteja al vivo, mientras el vivo pueda ayudarlo en las contingencias que pudiera estar enfrentando en el más allá.

Al haitiano no le resultaba difícil adaptar nuevos luases a su panteón, ni aplicar determinadas modalidades de sus ritos o ceremonias, según los había conocido en Haití, en las condiciones concretas de la vida corriente a que se enfrentaba en Cuba. De esto se deriva el surgimiento de un fenómeno que tendremos que tratar en otro artículo: el "Oggunismo", por el predominio de la familia de los luases vinculados al monte, dentro del panteón voduista.

Jerarquías Sacerdotales


El luá Togó posesionado de un caballo durante
una ceremonia realizada en a población
La Caridad, en la Sierra Maestra.
El sacerdote( hungán o mambo ) es el encargado de la dirección del culto y jefe máximo del o de los altares consagrados a los santos vodú y, a la vez, es intérprete de la voluntad de los loas. Cualquier persona puede ser hougán o mambó siempre que cumpla con los requisitos fundamentales como: ser adepto, conocer a la perfección la liturgia del vodú, los atributos de los dioses, sus símbolos y, sobre todo, pasar por los ritos de iniciación( kanzo ), es decir, tomar el asson. Generalmente son las divinidades las que, mediante la posesión o el sueño, designan al futuro sacerdote. También se llega a sacerdote por herencia, si el padre cede sus poderes a su hijo.


Aparte del hungán y la mambó están también el hounguenikón( jefe del coro de una sociedad voduista ), que puede ser hombre o mujer y es el encargado de reemplazar al sacerdote principal del culto cuando este está poseído; el La-Place, que puede asumir la función de maestro de ceremonias si el hounguenikón se encarga de anunciar a los luases interpretando el canto ritual que le corresponde a cada uno. El es quien abre las procesiones y haciendo bailar su machete saluda a los espíritus que van apareciendo; y los hounsi( hunsí ), quienes pueden ser de uno u otro sexo y son aquellas personas que han pasado por los ritos de iniciación, lo que les permite poder asistir al hungán o a la mambó y encargarse del orden y limpieza del templo y de la preparación de ofrendas. Pero su tarea más destacada es la de formar el coro.

En ocasiones, pueden existir el confiance o administrador del templo y los papaloas y mamaloas, que son grandes sacerdotes, sumos dignatarios del culto vodú, que tienen en el badgigan a su principal ayudante.

El hungán está más próximo del brujo que del sacerdote a causa de la intríseca relación de la magia con la religión existente en el culto que practica. El brujo voudista _denominado boccor o bocó_ está dotado de poderes excepcionales que pueden ser utilizados en contra del prójimo o de sus bienes. Pero la palabra hungán designa genéricamente al oficiante, sea boccor o no. Este se distingue de aquél en que hace curaciones, pero practica la brujería. La diferencia entre ambos se establece a nivel de prácticas y obediencias, pero no de conocimientos.

Entre el hungán y el boccor se sitúa el divinor o divinó, que no sirve a ningún loa, ni practica la brujería; cura a los enfermos. Su ciencia es una herencia de los dioses de las aguas con quienes ha vivido durante siete años. Un collar de perlas que le entregan los dioses, simboliza sus relaciones con ellos y también su poder. A la mujer que ejerce de curandera se le llama divinel o diviné.

Sin embargo, la mayoría de los sacerdotes del vodú cubano se sitúan en el linde impreciso, entre el boccor y el divinor: lo mismo realizan cotidianamente curaciones, que esporádicamente actos de hechicería.

A a persona que influye dentro de los "seres" la designan con la palabra mambó faní, pero esta función sacerdotal también puede ser ejercida por un hombre, al que se denomina mambó gasón.

Esta parece ser la jerarquía sacerdotal en la actualidad, aunque parece haber existido otra por encima de ella: la de yeneral. Así se le llamaba al hungán más famoso de Cuba, cuya juridiscción abarcaba a las antiguas provincias de Oriente y Camagüey. De sitios lejanos venían a consultarlo otros prestes voudistas y él sancionaba la realización de sus fiestas, una vez que había discutido los pormenores de su realización con los solicitantes.

Poderes y Atributos


Objetos empleados en el culto voduista cubano.

Para acceder a cada uno de los niveles antes mencionados se necesita cumplir con objetivos bien delimitados. Así, un hungán debe ser capaz de poseer una cantidad elevada de luases; algunos dicen que su número es 101. Esta aptitud les permitirá montar altares para atender a sus espíritus y trabajar con ellos, bien con fines espirituales o con fines curativos; además, dirigir las ceremonias, dado lo elevado de sus conocimientos y habilidades.

Tanto el hungán como la mambó podrán llevar la maraca( asson ) y la campanilla en los diferentes tipos de culto voduistas. Más solo el primero podrá "tener y otorgar cuchillo", es decir, las armas con que se realizan los sacrificios rituales. Uno y otro estarán facultados para iniciar en el culto a nuevos adeptos. Un hungán también puede, si fuese necesario, traspasar sus poderes a una segunda persona.

Los diferentes niveles, cargos y funciones muestran múltiples tipos de collares con cuentas de semillas y cuentas de colores. Entre las cuentas insertan otros objetos, como chapas de llaveros, lágrimas de cristal de lámparas de araña, carretes de hilo de cocer de diferentes colores, etc. No faltan tampoco medallas de oro con imágenes de Santa Bárbara o de la Virgen de la Caridad del Cobre.

En la mayoría de collares se inserta un silbato que deviene en instrumento musical. Los rítmicos chiflidos del pito de un hungán pueden ir marcando las situaciones climáticas de una ceremonia e indicar el momento en que la batería( de tambores ) debe aumentar la intensidad de sus toques para posibilitar que alguien poseído por un luá, por ejemplo, ejecute el sacrificio de algún animal. Después que éste se ha consumado, la divinidad, sentada sobre su ofrenda, suele emitir cortos e intensos chiflidos con el silbato en señal de júbilo.

A los mencionados atributos deben añadirse los pañuelos, cuyos colores más usados son el rojo, el blanco y el negro, y sus combinaciones. Estos emblemas se colocan en el torso, cruzandolo diagonalmente por encima del hombro y por debajo del brazo hasta hacer coincidir sus puntas de frente, a la altura del diafragma, donde se anudan. En ocasiones, en la superficie de los pañuelos aparecen dibujos, letras o el nombre de algún luá.

Plazas del Culto


El potó mitán y las ofrendas
dedicadas a varios luases.

Cuando un practicante voudista alcanza la experiencia y condiciones exigidas para ejercer el oficio de modo independiente, tiene que empezar por construir una casita( denominada en Haití caye-mystère[ cai-misté ] ) destinada exclusivamente a los luases y separada de la casa de vivienda. En las casas de misterio no es usual que habite ninguna persona.

Es frecuente encontrar en las casas de vivienda de los haitianos y sus descendientes, pequeños altares suspendidos en un lugar poco visible de un dormitorio; en ellos colocan imágenes de santos católicos, arbustos y otros objetos propios del vodú. En el suelo de esa habitación, cuando se trata de un oficiante, pueden observarse también sobre una "alfombra" de saco de yute o directamente en la superficie del suelo, objetos tales como carreteles de hilo de cocer, monedas fraccionarias, etc, y tal vez una mesita con otros objetos rituales.

En otra habitación está emplazado el altar principal. Consiste en una mesa de madera encima de la cual se colocan las piedras o fundamentos de los luases que posee el sacerdote, recipientes y los atributos de los misterios, entre otros objetos rituales. A un lado de este puede haber un altar más pequeño cuyos componentes denuncian las creencias espiritistas o santeras de sus dueños. Pero este segundo altar más bien es común entre los descendientes de haitianos y sus esposas.

En todos los altares se observa un plato con agua o bebida alcohólica en que permanecen sumergidas la o las piedras que representan a las divinidades voduistas. Tampoco debe faltar la botella con el conocido tifei.

A modo de ejemplo, describiremos un altar voduista, en ocasión de un manyé-luá, en la comunidad haitiano-cubana de Pilón de Cauto, ubicada en el firme de la Maestra, que pertenece al municipio de Palma Soriano. En la entrada y parte superior del templo nos dan la bienvenida varias calaveras de chivos. El altar ocupa el lugar central del hunfó y se aprecian los siguientes objetos: en su parte superior, banderas rojas, blancas y negras; en orden descendente, cadenas colgadas; varios pomitos de cristal con perfume y otras sustancias; una botella gigantesca de las antiguas "Pepsi-cola familiar" a la que se denomina por la bebida casera que contiene butei-gasine; varias velas encendidas; machetes y cuchillos dispuestos según un orden ritual y, en el piso de tierra apisonada, un plato con piedras "chinas" de río sumergidas en agua. También en la tierra, al pie del altar, han colocado varias fuentes con alimentos frescos( carne de chivo, ñame blanco y amarillo cocidos y diversos tipos de dulce de harina. Por último, se aprecian imágenes de varios santos, como Santa Bárbara, la Virgen de la Caridad del Cobre y San Lázaro. El saludo ritual entre los practicantes se realiza primero con la mano derecha y luego con la izquierda.

La casa vivienda y la casa de los misterios, independiente o anexa a la primera, son construidas de modo que quede un amplio espacio con el cual se comunican orgánicamente, como si los tres integrasen un mismo conjunto. En ese espacio se levantará una construcción hecha en ocasión de la realización de los manyé luá o ceremonias de cumplimientos dedicadas a los luases. Es el lugar donde se desarrolla la parte fundamental del culto público del vodú: los toques e invocaciones destinadas a llamar a los luases, las danzas y la mayoría de los sacrificios rituales. Esta enramada o peristilo, se trata de un espacio rectangular techado con pencas de coco o de palma y abierto completamente por todos los lados, que se suele desarmar y guardar al concluir las fiestas.

Invariablemente, en el centro de la enramada se levanta el poste central, "camino de los espíritus", objeto eminentemente sagrado que se llama Poteau-Mitan( Potó Mitán, en Cuba ). Alrededor suyo, en la tierra, se trazan los vevés, dibujos que simbolizan a los luases y que sirven para invocarlos, parecidos a las patipembas o firmas mágicas que se utilizan, con fines similares, en el Palo Monte. Es a través de este palo que descienden los luases para hacer posesión de sus caballos en el transcurso de los cultos en que se les invoca mediante cantos y toques de tambores.

En la parte superior del potó mitán se coloca el vaso preparado en el rito previo de "amarre de los cuatro caminos" y, un poco más abajo, las banderas con los colores simbólicos de las divinidades cuya presencia se reclama y, en ocasiones, los pañuelos que les identifican. También suelen recostarse a él los instrumentos de una determinada batería _radá o petró_, el recipiente con los materiales empleados para trazar los vevés, calderos con centavos quemados o jícaras con otros ingredientes, todos estos, objetos que intervienen en el culto.

Encima del vevé trazado alrededor de su base depositan los animales que se sacrifican en las ceremonias, como parte de las ofrendas destinadas a los loas o espíritus.

Determinadas divinidades exigen que su manyé se les realice en el monte. Son los luases o espíritus que comen al pie del árbol en que viven y allí se les realizan los ritos; que incluyen las invocaciones y depósitos de las ofrendas. También cabe mencionar las porterías, las encrucijadas o "cuatro caminos", el buá de la famí y las corrientes de agua, como lugares en los que se realizan actos mágico-religiosos.

Aspectos del Ritual Voduista


Uno de los aspectos más importantes de la práctica voduista es la realización de las ceremonias conocidas como manger-loa( manyé-luá ). Esto es, los cultos de nutrición de los santos en los que se sacrifican animales y se depositan otros alimentos y bebidas en días o períodos determinados del año. Estas comidas sagradas son ofrecidas por los miembros de una cofradía o por las personas de las cuales los espíritus se han posesionado, habiéndolas convertido así en sus caballos. Son estos los organizadores de estas fiestas a las que asisten, por lo general, los luases invocados mediante actos de posesión pública. A estas festividades acude una cantidad enorme de personas, muchas de las cuales no son iniciados, ni religiosos, atraídos sobre todo por la espectacularidad de estos rituales que tienen lugar a rostro descubierto. Los habitantes cubanos de estas zonas llaman "bembé" a estas fiestas o ceremonias haitianas.

Las ofrendas son depositadas, en ocasiones, en los lugares del monte donde habita la divinidad, pero lo más frecuente es que se coloquen en un altar rústicamente improvisado debajo de la enramada o en una mesa levantada o simplemente puesta en un rincón de una habitación de la casa de vivienda. En todos los casos, este acto se rodea de toda una atmósfera cuyos componentes esenciales son las invocaciones, cantos y toques, así como danzas rituales mediante las cuales se "expresan" los luases o misterios, una vez que se adueñan de la cabeza de sus servidores.

Por último, debemos mencionar a las divinidades que reciben los obsequios en el agua y los terribles diablos, que lo hacen debajo de la tierra o al pie de determinados árboles.

Los obsequios se les ofrecen a los luases porque han cumplido bien con uno, trayendo mejorías físicas o espirituales, o para obtener ciertos frutos de su acción futura, o simplemente en pago de un compromiso contraído con uno o varios de estos seres protectores.

Aunque han pasado casi cien años desde que aquellos haitianos llegaron a Cuba, entre las ofrendas de sus manyé nunca faltan los platos típicos de la cocina haitiana, como el arroz hecho a base de maíz molido o "maíz de cabacilla", o los dulces caseros, como el bombón, y bebidas aromatizadas, como el liké y el tifei.

Lo fundamental de las ofrendas son el o los animales que se le sacrifican a los luases y, de esas víctimas, algunas de sus partes. Los animales deben ser del color que la divinidad prefiere o exige. El sacrificio requiere de una preparación ritual previa que comprende presentación de la ofrenda al fundamento del luá que se encuentra en el altar, invocaciones y oraciones dirigidas a ésta y toques, como es natural; también danzas, con o sin el cuerpo de la ofrenda( animal ) encima del ejecutante.

En el caso de los animales hastados, como el chivo, se les coloca una vela encendida en uno de los tarros o en los dos y se le "da de comer" parte de los alimentos que descansan en la mesa o en algún lugar del altar: El acto de nutrición pre-sacrificial incluye también el ofrecimiento a la víctima del tipo de bebida preferida por la divinidad.

La sangre del animal constituye el principal elemento de la ofrenda. Hay luases a los que se les deposita la sangre del animal en una cazuela, jigüera, o en un plato; y el recipiente se le coloca en un lugar específico: en él es donde ellos la ingieren cuando se sienten débiles y necesitan fortalecerse. Hay otros que prefieren tomarla directamente en la herida del animal, en el momento justo en que se produce el corte. El caballo, poseído por el luá, sostiene al animal con las manos e ingiere la sangre directamente de la herida, con la boca. Estos luases suelen ser miembros de la familia de los Oggún y de los Ibbó.

Un oficiante en trance lava su rostro con vidrios recién
triturados públicamente,
Además de la sangre, otras partes ofrendables del animal son la cabeza, las cuatro patas, el rabo, las tripas y los genitales. El resto del cuerpo puede ser enterrado _es el caso de algunos diablos_ o cocinado para ser comido después por todos los participantes de la fiesta. La elección de esas partes está muy relacionada con la clase de divinidad de que se trata.

A algunos luases o santos muy fuertes, como los petró, se les sacrifican chivos y cerdos "enteros" y viejos, denominados verracos, de los cuales se les ofrendan, además de los elementos mencionados, especialmente los genitales. El que estos animales se prefieran viejos, se corresponde con el grado de ancestralidad o poder descomunal de algunos luases a los que se les consagran. Se trata, por lo general, de aquellos que pertenecen al panteón africano.

Hay luases que sacrifican cabalgando al animal, al cual deguellan en una especie de danza ejecutada a horcajadas sobre la víctima. En ocasiones, el acto anterior está precedido por una especie de de juego lúdico entre el ejecutante y el objeto del sacrificio: como una lucha, ruedan por tierra, se embisten, hasta que, por lo general, el dios sale victorioso, llegando a dominar al animal.

Algunos luases, por el contrario, matan de un solo y muy preciso tajo de machete. Otros establecen un "diálogo" con el tambor principal de la orquesta antes de entregarse de lleno a la matanza.´

Las posiciones, por ejemplo, las asumidas al danzar con la ofrenda viva encima o a horcajadas; los toques; el tajo; los objetos rituales con que se mata _cuchillo o machete_, en fin, el conjunto de todos estos elementos puestos en escena en medio de una atmósfera de ritmo in crescendo, a veces con una celeridad que impide a los ojos percatarse de los detalles más imprevistos, conceden al sacrificio uno de los lugares más prominentes del culto vodú, tanto en Cuba como en cualquiera de sus ricas expresiones o variantes que se cultivan en otros países.

Para hacer una gran comida de santos, el orden que debe seguirse puede ser el siguiente:

1. Puen-ié o comida de muertos;
2. Manyé-Lesans o comida de los ángeles;
3. Manyé-Masá o comida de los jimaguas y
4. La "comida grande", de los santos completos, en la que se le rinde culto primero a Legbá, luego a Calfú, Ogún y a los Guedé, etc.

El Manyé-Lesans se hace un domingo y se le ofrenda a los ángeles con café, huevos fritos, café con leche, etc. Por la tarde se produce la reunión alrededor de la mesa, donde se reza y se reparte la comida entre los asistentes. Le siguen la ceremonia al luá blanche, los Masá y por último el manyé-Luá o comida de santo. Con esta termina el ciclo de los luá radá y se da paso a los de la familia petró, entre los que se encuentran Criminel, Ibó, Gran Buá y Zaú Pemba, entre otros.

Los domingos nunca se hace ningún culto voduista porque es el día consagrado por excelencia a las actividades católicas, como misas, etc. Los santos del monte, del río y de caminos que son los luá no comulgan con esas formas de culto católicas. El lunes puede dedicarse a la ceremonia de los muertos o a Legbá; el martes a Ibó; el miércoles a los Masá; el jueves al luá blanch, etc.

En general, en el fondo de las ceremonias que se ofrecen a los luases subyace el objetivo de fortalecer los lazos que unen al "caballo" o practicante con su santo. La tradición haitiana en Cuba ha consagrado algunas "grandes fechas" para realizar ceremonias especiales de fortalecimiento, entre las que destacan el 4 y 25 de diciembre. En estas fiestas se toca, se baila, se sacrifican animales y se consumen comidas y bebidas especialmente confeccionadas para la ocasión. La sangre de los animales _pollo, paloma, chivo, cerdo y ovejo_ se derrama sobre las prendas de los luases: digamos, un hierro, si se trata de un Oggún, o una piedra, etc. Encima se les vierte además ron y alrededor del lugar donde están depositadas se esparce el humo de un tabaco, que se enciende con ese propósito particular.

El Corte del Vévé

El vévé situado en la parte superior
pertenece a Dourbalach y el situado
debajo en el pañuelo dedicado
a Gran Buá.
En toda ceremonia a el luá se le invocará empleando diversidad de medios, entre los que destacan el dibujo simbólico que lo identifica y representa: los vévé. Estos contienen sus atributos y se trazan en el suelo con harina de maíz, cenizas, borra de café o polvo de ladrillo. Los vévé se realizan alrededor del potó-mitán. En Cuba, los vévé no poseen tanta riqueza plástica como en Haití y se emplean otros ingredientes para trazarlos, como harina de castilla y ajonjolí; además, se "corta" en otros lugares, como al pie de los árboles donde se le ofrecen los manyé a algunos luases.

Empleando estos ingredientes, más cenizas de fogón( farín guinée ), se atrae a todos los luases, lo mismo buenos que malos. Esas sustancias se van superponiendo una sobre otra, hasta completar los rasgos fundamentales del dibujo, aunque las líneas en determinadas ocasiones suelen hacerse empleando sólo uno de estos ingredientes. En la ceremonia del arbre reposoir( arbe reposuá ), por ejemplo, se hace un círculo y dentro de él se traza una cruz alrededor del hueco donde se enterrará el palo. La operación se repite con cenizas, harina de maíz, ajonjolí y luego cada miembro de la familia derrama al pie tres sorbos de agua.

Como en los cultos congos de origen bantú practicados en Cuba, el vévé puede emplearse además para realizar trabajos de hechicería. Estas firmas mágicas, como las patipembas del Palo Monte, sirven para invocar a las fuerzas y guiarlas hacia los diferentes trabajos que el sacerdote les encomienda, ya sean para bien o para mal.

Rito del Amarre de los Cuatro Caminos

Después del baño de purificación de los animales, previo a los sacrificos, se procede a "asegurar" el poste central o potó-mitán y, con él, a envolver todos los eventos que se realizarán a su alrededor mediante un "misterio" o acto mágico conocido como el "amarre de los cuatro caminos" o también como el "misterio del vaso".

La mambó dirige este rito: coloca un jibe en el suelo, al lado del poste central y lo recubre con un paño blanco. Encima de su centro coloca un vaso de cristal vacío y, a continuación, un recipiente metálico con agua, una botella con ajonjolí macerado y latas con cenizas y harina, comúnmente empleadas para cortar los vévé. Después llama a todos los miembros de la familia y la cofradía para que reproduzcan, por turno, las operaciones que ella hizo primero: echar en el vaso un poquito de agua, luego tres porciones de cenizas y otras tantas de harina.

Cuando todos los "hijos del altar" lo han hecho, la mambó levanta el vaso sin derramar ni una gota, lo tapa con un paño y lo va envolviendo, tratando de que el "vestido" quede lo más ceñido posible al recipiente, y con un cordel, hecho de un fleco de penca de cocotero, lo amarra. Entonces, cruza las puntas del paño en forma de un tejido y después coloca el vaso boca abajo, sin que tampoco se derrame nada de su contenido. Alguien amarra el primer extremo del paño que da al fondo del vaso y con el mismo cordel amarra el otro extremo, en la misma posición invertida y finalmente atan dicho recipiente en el travesaño del techo de la enramada, justo en el lugar más próximo al potó mitán. Exactamente en ese lugar y posición permanece el vaso mientras duran los demás ritos y ceremonias que se realizan durante esa jornada. Así todo queda asegurado ante cualquier contingencia enemiga.

Estoy seguro de que todos los paleros que lean sobre esta ceremonia, recordarán el "amarre de las cuatro esquinas" que se realiza en los cultos de Palo Monte, con idénticos objetivos.

Mecanismos Adivinatorios


El hungán Pablo Milanés con el biché
empleado en los actos de adivinación.
Aparte de las posesiones, que sirven para que los luases y otros espíritus manifiesten sus vaticinios y consejos para las personas que se consultan o que participan de alguna fiesta o ritual, en el vodú que se practica en Cuba se suelen utilizar barajas españolas para adivinar. El hungán se sienta cerca del potó mitán y se coloca encima de las piernas un jibe de yarey tejido sobre el que realiza las tiradas.

Además de las cartas, pueden emplearse hojas de naranjas, caracoles, piedras y el fuego. Parece haber determinada predilección de las familias de luases por unos y otros mecanismos adivinatorios: Ogún y Obbá Lomí, por ejemploson expertos en el uso de las cartas o las hojas de plantas, y Lacruá trabaja con el fuego.

También el sueño desempeña un papel relevante en la relación luá/caballo: es mediante el sueño que, en muchas ocasiones, el santo se le presenta al iniciado y le dice, "tú eres mi caballo" o le previene de algo malo que le puede ocurrir.


Ritos de Iniciación y Bautizo

Cuando un luá se posesiona de una persona puede emitir señales que evidencian su deseo de que ela se convierta en su caballo. Se procede entonces a identificar a la divinidad por su carácter y comportamiento, para luego "fijarlo" a la cabeza de la persona elegida a fin de que, cuando la divinidad "llegue", lo haga con firmeza.

El rito de iniciación es más bien sencillo. Es conducido por un hungán y una mambó, quienes interpretan los signos manifestados por el luá y los dan por ciertos. Solo participan ellos y el aspirante pues, de hacerlo otras personas iniciadas, sus luases podrían posesionarse de éste.

Los oficiantes sientan al aspirante en una mesa y le ordenan vestirse con la ropa ritual del luá; preparan una palangana blanca, que tiene que ser nueva, y la colocan delante: su contenido está compuesto de agua, perfume, albahaca y azúcar. El azúcar "dulcifica" al santo y la albahaca sirve para "abracar", esto es, darle firmeza a la unión. El hungán suena la campanita ritual y la mambó una maraca, para dar inicio al acto; a continuación ambos proceden a emplear otros recursos para invocar a la divinidad, como las plegarias y rezos correspondientes. El trance evidenciado en el candidato no se hace esperar y el luá acude así al llamado.

Se traen las prendas distintivas de la divinidad y se las presentan, conjuntamente con los animales y la bebida. Los oficiantes conversan con el luá( las comunicaciones verbales con los luases se realizan siempre en creole, aunque los oficiantes sean nacidos en Cuba ) y le muestran sus símbolos sagrados; el santo manifestará qué tiene que hacerse para solicitar su servicio cuando lo necesiten. El iniciado aprenderá allí mismo qué utilizará para llamarlo y qué hacer a su llegada.

Después que el luá llega, es que se procede a bautizarlo: se le apacigua mostrandole una jarra con agua azucarada para indicarle que su conducta futura deberá ser siempre buena; se le lava la cabeza con el líquido de la palangana y, acto seguido, mojado se le ponen los atributos o las prendas, símbolos que lo identifican y representan.

Si al final el luá acepta al recién iniciado, éste deberá someterse a un retiro, en un lugar tranquilo y silencioso. Allí procurará no establecer relaciones con nadie, ni con sus familiares. La duración del encierro es relativa, pero siempre son varios días. A partir de entonces el santo puede ser llamado al trabajo.

Traspaso de Luases


Tambores de la batería radá.
Cuando existe una persona "débil" se le puede "fortalecer" traspasándole un luá. Este tiene que estar posesionado de su caballo. Se procederá a entregarle los atributos de la divinidad, empezando por el pañuelo, a la persona que se quiere favorecer. El espíritu entiende que su anterior caballo ya no lo quiere y se alojará en la persona que ahora tiene su prenda.

También se da el caso de un caballo interesado en conversar con la divinidad que acostumbra a montarlo. Debe esperar el momento que el santo lo haya posesionado y ponerle a otra persona cualquiera de los atributos que lleva consigo para que el santo se posesione de ella. De ese modo se logra que el caballo sostenga con el loa la conversación deseada.

También hay luases que se heredan; que pasan de padres a hijos, si es la voluntad del luá.

Relación luá/muerto

Existe una clara distinción entre los santos y los muertos: cuando estos últimos hacen acto de presencia no despliegan la vitalidad de los luases, sino que, por el contrario, se les nota muy débiles. Por lo general piden ver a su familia, agua y luz, pero también puede darles por santiguarse o por llorar.

Retirar un luá

Hay varios modos de hacer que un santo sea retirado de una persona que, por cualquier razón, no debe ser objeto de posesión. El primero de ellos consiste en echarle agua en las manos y de sacudirle fuertemente los brazos. También se le puede dar vueltas, muy parecidas a las del espiritismo de cordón que se practica en las provincias orientales de Cuba; colocar la espalda del caballo sobre a del oficiante; acostarle en el suelo; darle con el cuenco de las manos en las orejas; y echándole aire en los oídos con la boca.

Luases localizados en Cuba

1- Aborí. 2- Agida Queddó. 3- Awé. 4- Ayama. 5- Barón Samed. 6- Barón Lacruá. 7- Baró Cimiter. 8- Ciclón. 9- Cemitié. 10- Clemel. 11- Colé Cord. 12- Colé Cord. 13- Caler. 14- Chal Ogún. 15- Dambalá. 16- Dian Montain. 17- División. 18- Dosú. 19- Erzili. 20- Erzili-cié-uch. 21- Ercilí Fredá. 22- Fam Dambalá. 23- Guásimé. 24- Gran Buá. 25- Ibó-la-famí. 26- Iyondel o Diyondel. 27- Lacruá. 28- Legbá. 29- Lenglesú. 30- Lenglesú Damá. 31- Lenglesú Guayá. 32- Lenglesú Vasensá. 33- Loa Ayisán. 34- Loa Atizó. 35- Loa Blanch. 36-  Loa Calfú. 37- Loa Clemel. 38- Loa Congó. 39- Kulev. 40- Loa Chemín. 41- Loa Dahomey. 42- Loa Ibó. 43- Loa Nagó. 44- Loa Petró. 45- Loa Simbá. 46- Loa Masá. 47- Loa Zaká. 48- Luá Chimín. 49- Macuto. 50- Man Festé. 51- Mondongue. 52- Ogún. 53- Ogún Buá. 54- Ogún Chal. 55- Ogún del Monte. 56- Ogún del río. 57- Ogún Ferrai. 58- Ogún guerrero. 59- Ogún San Paz. 60- Omofegai. 61- Osin. 62- Reine Agua. 63- Tío Má. 64- Togó. 65- Tres Caminos. 66- Zacate, 67- Zombí. 68- Guedé. 69- Ibó. 70- Ibó Buá. 71- Ibó Cai.

Nótese como, al igual que en las reglas Briyumba y Kimbisa del palo monte cubano, en el vodú se confiere una importancia protagónica a la divinidad de origen bantú, Ogún.

Los Diablos


La naturaleza benigna de los luases, creados por el Gran Maestro para ayudar a los hombres, no impide que existan criaturas cuya crueldad y gusto por el mal les haya ganado el calificativo de diablos. Estos pertenecen a la nanchón de los petró y "las gentes de bien se abstienen de todo trato con éstos y si ellos son las víctimas se esforzarán en apaciguarlos sin rebajarse hasta el crimen". Esta actitud está avalada por la imprecisión de la frontera entre el bien y el mal existente en la conducta de esta clase de espíritus petró: se desconoce cuándo hacen el bien o traerán la desgracia.

Así, los baká _especie de demonios perversos_ tienen formas humanas, ojos rojos y piernas o brazos cubiertos con una piel, pero sin carne. Además de ser notables hechiceros, tienen fama de "comer gente" y de realizar sólo actos malévolos. Se aclara, o obstante, que el "devorar a seres humanos" más bien se refiere a su destrucción. Los baká son, sin embargo, figuras intermedias.

En efecto, estos establecen pactos con otra suerte de criaturas: los djab o demonios, análogos en más de un rasgo a un hombre, pero sobrehumanos, feroces y terribles. Sus dimensiones van desde las más pequeñas hasta las más descomunales. También los diablos son hechiceros formidables y por eso algunas personas acuden a los djab para pedirles algún favor. Incluso, aquellos que de repente se enriquecen, se les declara sospechosos de haber establecido un compromiso con algún djab poderoso. pero los djab son insaciables y traicioneros y a menudo exigen demasiado en recompensa por sus servicios.

Existe una variedad mayor de seres diabólicos: el lutin es el espíritu de un niño muerto sin haber sido bautizado; el revenant es un espíritu de una persona muerta que regresa al mundo de los vivos para importunar a su familia o enemigos. El lú-garú( loup-garoup ) es un vampiro, de forma humana, pero abandona su piel y se transforma en animal por la noche y ronda buscando una víctima. Si se encuentra su piel humana, no pude volver a ponérsela y así puede ser destruido.

Una forma especial del lup-garú es el bizango, un enorme perro que ronda toda la noche en busca de gente a quien comerse. También relacionado con aquél está el demon, una criatura masculina, de personalidad y carácter amorfos, que puede convertirse en animal cuando lo desea. Todas estas criaturas se reúnen en torno a un árbol gigantesco y misterioso, llamado mapou( mapú ), que en Cuba se sustituye por la ceiba, para plantear sus asuntos diabólicos.

Se trata de seres asociados a la vegetación _más exactamente a árbol_ que probablemente sean expresiones de los cultos congos de origen bantú, en los que encontramos al árbol como fuente inagotable de magia y hechicería. Estas formas demoníacas tienen como animal de sacrificio a uno que está muy próximo a la tierra: el cerdo, y como color simbólico, el rojo. Casi todas habitan en sitios abismales, inaccesibles o duros, como las rocas.

Caballo en pleno acto de posesión del luá
Criminel, en una ceremonia en La Caridad,
 Sierra Maestra.

Conclusiones

En efecto, el vodú en su expresión cubana conserva los componentes fundamentales que definen al mismo como religión nacional de Haití. La expresión cubana está más próxima, en consecuencia, de éste, que la variante que se practica en República Dominicana o en otros lugares y, aún así, posee su toque propio. Me atrevería a decir que la variante cubana constituye un sistema de fuerzas centrífugas que ha sabido preservar, en sus rasgos esenciales, las creencias, formas y prácticas traídas por los inmigrantes en las primeras décadas del presente siglo. Asimismo, posee un poder integrador tal, que ha permitido que los elementos análogos de los sistemas mágico-religiosos cubanos con los cuales ha convivido, se hayan incorporado a ella, evitando con ello el lógico proceso de asimilación.

Vévé perteneciente al luá
Reine Agua( similar a la
Madre de Agua del
palo monte cubano ).

Personalmente, no puedo evitar percibir una gran similitud entre el vodú cubano y la Regla Kimbiza del Santo Cristo del Buen Viaje, pues ambos cultos integran y armonizan dentro de sus liturgias, tanto a santos de origen yoruba, como a fuerzas de origen bantú, santos católicos y espíritus de muertos en un solo cuerpo mágico-religioso. Pero, sin duda, muchos santeros, nganguleros y espiritistas encontrarán también otros parecidos y relaciones entre el vodú y sus propias reglas, ya que tanto el vodú, como todas las demás religiones  mágicas de América Latina, constituyen distintas combinaciones de iguales ingredientes; diferentes modos de mezclar las mismas influencias africanas, europeas e indígenas, aunque unos hablemos en español, otros en portugués y otros en francés, para llamar a nuestros aliados del mundo invisible.

Espero que me disculpen la calidad de las imágenes, pero son fotos y dibujos de auténticos practicantes del vodú en Cuba y creo que vale la pena verlos, pese a estar sacadas de una edición cubana, muy mal impresa y en blanco y negro, del libro "El Vodu en Cuba" escrito por los investigadores cubanos Joel James, José Millet y Alexis Alarcón y publicado por el centro Dominicano de Estudios de la Educación y de la Casa del Caribe de Santiago de Cuba, en 1992.

viernes, 16 de diciembre de 2011

LA REGLA KIMBISA DEL SANTO CRISTO DEL BUEN VIAJE

Patipemba o símbolo mágico de la
Regla Kimbisa del Santo Cristo del
Buen Viaje.

La Regla Kimbisa del Santo Cristo del Buen Viaje es un producto netamente cubano. Fue fundada a mediados del siglo XIX por Andres Facundo Cristo de los Dolores Petit. Este hombre sorprendente y profundamente místico era, al mismo tiempo, Terciario de la Orden de San Francisco del pueblo de Guanabacoa, Babalosha de la Regla de Osha, Issué de Bakokó Efor en la Sociedad Secreta Abakuá y Padre Nkisi de la Regla que él mismo fundara. Aunque no se han encontrado pruebas, es muy probable que también fuera hermano Masón, pues en la liturgia y los ritos kimbiseros se aprecian rasgos de la Masonería, como en el juramento de iniciación.

Andrés Facundo Cristo de los Dolores Petit, mulato claro, alto, delgado y de finos modales, es un símbolo de nuestra amalgama criolla. Nació en Guanabacoa, La Habana, a principios del siglo XIX y durante un tiempo vivió en el Convento de los Franciscanos y muchos recuerdan que recogía limosnas para los frailes. Sabía latín y son muchas las leyendas que rodean su vida: "Iba Andrés una vez por una calle solitaria, a eso de las doce del día y observó a un caballero de bomba y levita cruzada que andaba delante de él. A poco, por la acera de enfrente aparecieron dos morenos facinerosos. Aquellos tipos continuaron caminando y Petit cruzó la calle, los detuvo y les dijo que ellos querían matar al hombre de la levita cruzada para robarle la cartera y las prendas. _ No lo maten _les dijo Petit _Quítenle lo que lleve, pero no le quiten la vida. Y tal poder tenía Petit en su bastón que se acercó al caballero, lo tocó en el hombro y lo dejó paralizado. Los ladrones le llevaron cómodamente la cartera, la leontina, el reloj, el alfiler de corbata y el anillo, todo lo que tenía encima y escaparon sin hacerle ni un rasguño. Petit volvió a tocarlo con su bastón y el señor siguió caminando sin darse cuenta de nada. Así Petit le salvó la vida".

Andrés Facundo Cristo de los Dolores
Petit, también conocido como Andrés
Kimbisa.
Andrés Petit fue el primero en aceptar a hombres blancos dentro de la sociedad secreta Abakuá _en su Potencia Bakokó Efor, en el año 1863_ y con el oro que obtuvo de esas iniciaciones logró sacar de las cárceles españolas a muchos hermanos ñañigos y paleros. Gracias a esa acción, al incluir a jóvenes blancos, de buenas familias criollas, dentro de los Abakuá, consiguió mejorar la imagen de la opinión pública sobre dicha sociedad secreta. Algunos opinan que sin Petit, los Abakuá hubieran desaparecido. No hubieran podido resistir la prolongada persecución de que fueron objeto por parte de las autoridades españolas y más tarde, a comienzos del siglo XX, por las cubanas.

Petit murió en Guanabacoa, probablemente en 1889, y el misterio rodea el paradero de sus restos. Se dice que fueron trasladados por un adepto ñañigo blanco del cementerio de Guanabacoa al de Espada, en La Habana, para así impedir que fueran desenterrados por mayomberos ansiosos de apoderarse de tan preciosa kiyumba. Lo cierto es que nadie sabe a ciencia cierta donde se encuentra enterrado Andrés Petit, si es que sigue enterrado. Su regla Kimbisa, también conocida como Quien Vence, es congo, lukumí, yoruba, espiritista y católico. ¡Lo reúne todo! Petit hizo un ajiaco, un revoltillo, cogió de todo: trabajó con palo, con osha, con santo, metió el espiritismo, la brujería, la iglesia, cuanto encontró, para vencer. Y he ahí el secreto de la eficacia Kimbisa, que reúne lo más poderoso de cada creencia para, de este modo, vencer.

La Regla Kimbisa difiere del Mayombe y de la Brillumba en que su creador trató de incluir en ella no solo algunos de los ritos y conceptos de las otras manifestaciones religiosas cubanas, sino también del espiritismo, del catolicismo y de la magia esotérica occidental. Es posible afirmar, pues, que si hay en Cuba una practica religiosa real y deliberadamente sincrética, ésta es la Regla Kimbisa. Lydia Cabrera escribiría que los iniciados en la Kimbisa se comprometen a hacer el bien valiéndose de los secretos del negro y del blanco.

En efecto, Petit trató de hacer llegar a sus seguidores el mensaje de fraternidad universal de los primeros cristianos; de respeto por las tradiciones y de solidaridad con la familia ampliada de los Abakuá; de devoción por los antepasados, fuente de sabiduría y de ayuda para sus descendientes, característica tanto de la Regla de Osha como de las Reglas de Palo Monte, y de comunión con esos ancestros y con otros espíritus benéficos a través del trance mediúmnico, a la usanza del espiritismo, y de los sistemas de adivinación que emplea la Kimbisa. Este elevado empeño está presente en toda la liturgia creada por Petit, cuyos rezos y exhortaciones instan a sus seguidores a obrar y a vivir en la rectitud y la bondad. Lo cual no quita que, cuando no hay más remedio, el kimbisero es capaz de atacar a sus enemigos y abrirse camino con bilongos tanto o más terribles y poderosos que los de cualquier otro ngangulero.

Trazo para la puerta, que se hace al romper( comen-
zar ) la fiesta o juego Kimbisa.

Un análisis somero de la Regla Kimbisa resultará suficiente para mostrar cuán vinculados están en esa liturgia diversos aspectos de las religiones que se practicaban en la Isla en vida de Petit. Comenzaremos por las jerarquías de un templo Kimbisa _templo que, generalmente, es una habitación en la casa de un jerarca de la Regla, en la que se guardan los objetos del culto_, sus funciones y lo que pudiera considerarse sus equivalencias en la mayombería, comenzando de mayor a menor:

Jerarquía Kimbisa                                 Funciones                                   Equivalente


Padre o Madre Maestro.                        Rige el templo.                              Tata o Yayi Nganga

Primer Capacitado.                               Cuida el fundamento y vela             Bakonfula o Mayordomo.
                                                            por la pureza de los ritos y
                                                            de los iniciados.

Segundo Capacitado.                           Auxilia al Primer Capacitado            Barresuelos.
                                                           y lo sustituye si fuera necesario.

Auxiliares del Segundo Capacitado       Llevan los trabajos al lugar que         Ngueyos.
también llamados Apóstoles del            indique el Padre o la Madre
Camino si son hombres, y Siervas,       Maestro.
si son mujeres.

San Luis Beltrán, santo taumaturgo
que en vida realizó muchos prodigios
y defendió a los indígenas. Espíritu
Guía de la Regla Kimbisa original.
En el templo Kimbisa no hallaremos la carencia de adornos típica del Nso congo. Al igual que en los Ilé-Orishas, veremos imágenes de bulto de Vírgenes y Santos, crucifijos y estampas. Es decir, un altar con una imagen de San Luis Beltrán y en medio un Cristo crucificado, litografías de Nuestra Señora de las Mercedes, de San Pedro, de San Antonio, y muchas ramas de albahaca, planta muy apreciada por los Kimbisas, que trabajan mucho con ella. Oculto debajo del altar, en una tinaja, está el fundamento( nganga ) principal, que solo pueden manipular los Padres Maestros. En una esquina de la habitación, en un rincón, está Sarabanda _Oggún, Ochosi y Eleggua reunidos_, una de las grandes fuerzas del templo, su guardián, en caldero de hierro. En otra, Shangó, su matari o piedra dentro de una batea de madera gruesa, tapada y cubierta con género rojo. En vez de colocar la batea sobre un pilón, como se acostumbra en los Ilé-Orisha, reposa sobre una banqueta. Frente a Shangó, en otro ángulo de la habitación, se tiene a los "Santos". En una tinaja en el suelo, se tiene a Yemayá; dentro de una sopera a Oshún; en una repisa en alto, casi al lado del altar, a Obbatalá; y frente a Sarabanda, en la otra esquina, en un plato grande o fuente de loza, a San Lázaro( Kobayende, babalú Ayé ). Es decir, que lejoz de mantenerse a muertos y orishas separados, como es de rigor en las otras reglas, aquí se aúnan todas las fuerzas espirituales _yorubas, europeas y bantús_ en un mismo recinto.

San Luis Beltrán, santo católico, es el Guía de los templos Kimbisa, pero la prenda, nganga o fundamento es, al igual que en las otras ramas de las Reglas de Palo Monte, el objeto principal de adoración y solo pueden manipularla los Padres o Madres Maestros y los Primeros Capacitados. En la ceremonia de iniciación se presta juramento ante el Cristo crucificado( hay que recordar, de paso, que Petit introdujo el crucifijo en los ritos Abakuá ) que está presente en todos los ritos y trabajos de la Regla Kimbisa. Sus primeros seguidores llevaban siempre al cuello sus propios crucifijos, después de dotarlos de una carga mágica. Pero es San Luis Beltrán quien da su conformidad para la iniciación de un ngueyo. Las deidades que reverencian los kimbiseros son las más populares del santoral católico, y sus respectivas identificaciones con los orishas yorubas, Así resulta fácil enumerar algunas, a modo de ilustración, a partir de los nombres que les dan los seguidores de esta rama:

Kimbisa                     Bantú                        Católico                            Yoruba


Cuatro Vientos            Nkuyo                       Santo Niño de Atocha,         Eleggua
                                                                    San Pablo


Tiembla Tierra            Mamá Kengue             Virgen de las Mercedes        Obbatalá

Centella Ndoki            Mariwanga                  Virgen de la Candelaria         Oyá

Padre Tiempo             Nsambia Munalembe,  San Francisco                      Orúla
                                  Chamalongo

Sarabanda                   Sarabanda                   San Pedro                           Oggún

Siete Rayos                 Nsasi                          Virgen de Santa Barbara       Changó

Tata Nfumbe               Kobayende                  San Lázaro                          Babalú Ayé

Mamá Chola               Chola Wengue             Nuestra señora de la             Ochun
                                                                      Caridad del Cobre

Madre de Agua           Baluande, Kalunga       Virgen de Regla                    Yemayá
                                  Umbo

Cabo Ronda               Watariamba                 San Norberto                       Ochosi

Ngurufinda                  Kenke                         San Silvestre                        Osaín

Mamá Canasta            Ngonda Nkisi               (la Luna )

Kunankisi                                                       El Santísimo Sacramento,     Olofin
                                                                      o Espíritu Santo

Nkisi                                                              El Santo Cristo

Patipemba de Kunankisi, el Espíritu
Santo.

Los kimbiseros han incluído en sus devociones a otras dos figuras propias del catolicismo. Son ellas el Santísimo Sacramento _Kunankisi_ y el Santo Cristo: Nkisi.

En la Kimbisa, los santos comen lo mismo que en la Osha. Por ejemplo, Madre de Agua come gallo y pato; Mamá Chola, gallina; Tiembla Tierra, paloma; Centella Ndoki, gallina; Sarabanda, gallo y chivo. Los espíritus protectores de la casa nunca son olvidados. Es costumbre ofrecerles ajiaco, que se coloca en el patio de la casa o en el baño. Se confecciona con cuanta vianda y especia se tena a mano y se le pueden añadir trozos de ternilla o de carne, pero nunca sal. Se sirve en una cazuela de barro y se rodea de una taza de café amargo, dulces, un vaso de agua clara, una jícara con aguardiente, un tabaco y un cigarro. Después, con el bastón de muerto, que en Kimbisa es un garabato con una carga mágica, se golpea el suelo nombrando, sin olvidar a ninguno, a los muertos que de una forma u otra han tenido que ver con la casa y al muerto principal de la prenda, pidiéndoles su conformidad con la ofrenda. El ajiaco permanece durante 7 días en el lugar, al cabo de los cuales se deja en el monte, bajo una mata de aroma.

A diferencia de los santeros y de los seguidores de otras ramas de Palo Monte, los kimbiseros no son tan dados a emplear palos y polvos en sus trabajos. Como los espiritistas, prefieren las hierbas, las flores y los perfumes. Trabajan mucho con la albahaca, pero también con hierba que se conoce como pata de gallina _y que ellos llaman kimbansa_ dedicada a Sarabanda, igual que el piñón botija, la maloja, el jobo, el anamú, la diez del día, la hierba de Guinea, el bledo morado y las hojas de la pimienta. La uva caleta, el ítamo real, el marpacífico, la siguaraya, la ruda, la ceiba, la artemisa y el rompesaraguey están entre las plantas de nsasi Siete Rayos. Mamá Chola trabaja con flor de agua, limo de río, verdolaga, albahaca cimarrona, botón de oro, canutillo morado, helecho hembra, girasol y prodigiosa, entre otras. La lista sería interminable si nos refiriéramos a las plantas de cada una de as deidades.

La primera prenda que recibe un iniciado en la Kimbisa es un Sarabanda, deidad guerrera que ha incorporado algunas de las características de ochosi y Eleggua. Estaríamos, pues, ante los guerreros de la Ocha, reunidos en una misma entidad. En el interior de la prenda se coloca una piedra que deberá ser traída por la persona para quien se prepara ese fundamento. La piedra no representa al nfumbe de la nganga, sino al santo que guía a su dueño. El nombre de ese santo será también el de la prenda. Los kimbiseros acostumbran a llamar semanalmente a los espíritus de sus ngangas en presencia de sus ahijados; estos realizarán las tareas indicadas por los espíritus.

Lo primero que debe probar quien quiera iniciarse en la Kimbisa es que es persona de honor y de moralidad intachable. No obstante, será objeto de vigilancia temporal, igual que ocurre con los aspirantes a Abakuá y los seguidores del Mayombe, para verificar si lo que de él se dice se ajusta a la verdad. Si así fuera, se procede a iniciarlo en una ceremonia de rayamiento, después de dar de comer a la prenda. Siete cruces para los hombres y nueve para las mujeres.

Igual que en la iniciación del Shamalongo, se da de beber del secreto al ngueyo. Cada Padre o madre tiene su propia forma de preparar este brebaje y la guarda celosamente, compartiéndola solo con su Primer Capacitado. Este aspecto del ritual se llama Yamboso y se realiza después de bañar al ngueyo para la ceremonia. El sacrificio de animales que se efectúa en su transcurso es el de gallos: los animales de cuatro patas se reservan para ritos mas importantes.

Los nombres que reciben los auxiliares o nuevos ngueyos al entrar en una fraternidad Kimbisa son de origen católico: nombres de santos, como San Juan de la Cruz o Santa Teresa de Jesús, que se eligen por fecha, afinidad o inspiración y van creciendo a medida que evoluciona el kimbisero. Al llegar al segundo rayamiento y convertirse en Padres y Madres de pleno derecho, sus nombres se agrandan y se mezclan con elementos africanos, de espiritismo y  brujería. Por ejemplo:  Padre San Juan de la Cruz Vence Guerra Vence Batalla; Padre Santo Tomás Ver y Creer; o Madre Santa Teresa de Jesus a la Puerta del Cementerio. Estos "apellidos" mágicos, que siguen a los nombres católicos, también se obtienen por inspiraciones o hacen referencia al mpungu de cabecera o a alguna característica o anécdota de la persona.

En la Kimbisa, los registros o consultas evidencian préstamos tanto de la Ocha como del espiritismo. Se coloca una estera en el suelo y sobre ella, un vaso de agua con un gajo de albahaca. En ocasiones, el vaso se cubre con un pañuelo rojo o azul. Para augurar se emplea el coco o los shamalongos, los caracoles, el espejo o el trance mediúmnico, muy frecuente. Padres y Madres, capacitados e iniciados reciben "inspiraciones", que en el espiritismo se denomina "pasar muerto", es decir, son poseídos por espíritus que hablan a través de ellos.

Patipemba para invocar al Arcángel San
Miguel.

A diferencia de lo que ocurre en las demás reglas de Palo Monte, en el templo Kimbisa los fieles no solo experimentan la posesión de espíritus, sino que también reciben "inspiraciones" de santos tales como San Antonio, San Luis Betrán, San Miguel arcángel y San Benito de Palermo. El trance es provocado por medio de cantos y bailes o puede suceder de forma espontánea.  Cuando se manifiestan los orishas, los bailes resultan más agitados que cuando suceden en un Ilé-Orisha corriente.

Entre los ritos señalados se encuentra la iniciación o Kimbansa de iniciación; los Jubileos o aniversarios de los Padres; la fiesta de San Luis Beltrán; la celebración del Santo Cristo del Buen Viaje( 5 de Septiembre ); la despedida del año viejo y recibimiento del nuevo, fecha en que se da de comer a los muertos a las doce de la noche y las ofrendas, sacrificios y purificaciones que tienen como fín obtener algún beneficio material.

Entre otras, los kimbiseros celebran dos ceremonias importantes para proteger a los fieles: el Cambio de Vida, procedimento empleado tanto por los santeros como por las otras ramas de palo para transferir a un objeto cualquiera el padecimiento mortal que aqueje a una persona. Ese objeto, junto con ropas del enfermo, se entierra en el cementerio para burlar la muerte. Y el hermoso rito de rogar la cabeza, que también se practica en Ocha, para aclarar el pensamiento, proporcionar paz espiritual y fortalecer al guía y protector del individuo. Otra de las celebraciones más importantes de los kimbiseros es la Comida de los Muertos, Despedida del Año Viejo y el Advenimiento del Año Nuevo, rito de comunión similar al de los Abakuás. Allí, mientras se les reza( a los muertos ), se canta y se baila, se coloca una cazuela con comida( arroz con frijoles y carne de puerco ) de la que todos van comiendo con la mano, a la vez que bailan alrededor.

Patipemba para invocar
al Arcángel San Rafael.

Los iniciados _y también los que no lo son_ reciben como protección los llamados collares de guerra o bandera, después de haberse registrado al pie de la prenda. Los collares de los iniciados comen sobre la prenda en las ocasiones festivas. Los de los no iniciados comen en plato aparte, así como los makutos o resguardos de unos y otros, después de haber sido enjugados en el omiero.

Los talismanes, amuletos, resguardos, brebajes y pociones para hechizar son preparados por todas las jerarquías. Pero su elaboración la dirigen el Arcangel San Miguel, San Antonio, San Luis Beltrán y San Benito de Palermo, quienes indican al iniciado en trance de inspiración lo que ha de hacerse.

Al menos así era la Kimbisa en sus orígenes, pues ha seguido transformándose y absorbiendo nuevos tratados y procedimientos, de modo que actualmente se pueden encontrar diferentes casas y templos Kimbisa cuyas liturgias presentan muchas diferencias entre si. Incluso hay una nuevo fenómeno: La Nueva Regla Kimbisa, fundada por inspiración directa del espíritu de Andrés Petit, al que consideran el Espíritu Guía de su fraternidad, en lugar de San Luis Beltrán. Después de la muerte de su fundador, privada prematuramente de su líder, la Regla Kimbisa se desmembró en diferentes casas, dirigidas cada una por los seguidores más cercanos de Andres Petit, que heredaron distintas partes del conocimiento total de los secretos y tratados Kimbisa. De los cientos de santos, ángeles, orishas, mpungus, muertos y demás entidades que inspiraban y ayudaban en los trabajos de la Regla Kimbisa original, cada uno de esos Padres y Madres se quedó con una parte y así lo transmitieron a sus ahijados, provocando nuevas bifurcaciones con el tiempo.

Por lo general, cualquier Padre o Madre Kimbisa  tiene coronado a su Orisha de cabecera y practica el Espiritismo Cruzado, además de estar rayado. Sus padrinos de Osha y de espiritismo también eran kimbiseros y cuando sus ahijados reciben su segundo rayamiento _el cual los convierte en sacerdotes, con derecho a poseer y utlizar su propio nkisi o nganga_ , primero son iniciados en el Espiritismo Cruzado y se les corona su orisha dentro de la propia orden Kimbisa. Todos los santeros, babalawos y espiritistas que participan en dicha iniciación y aprendizaje son kimbiseros también. Es habitual que muchos kimbiseros sean además abakuás, masones, rosacruces, budistas, reikistas, etc, etc, ya que, aunque la Regla Kimbisa siempre está cambiando, su espíritu original de sincretismo y experimentación, continua intacto.

Las personas que no pertenecen a la Regla Kimbisa pueden beneficiarse de la mayoría de trabajos básicos de consulta, sanación, despojo, protección, desenvolvimiento, etc, que realizan los kimbiseros, pagando por sus servicios, pero para los ngueyos( auxiliares: apóstoles y siervas ) suelen ser gratis o a precio de coste. A cambio, los ngueyos contribuyen con el templo realizando todo tipo de tareas y encargos de índole, tanto ritual, como practica, además de abonar una mensualidad para el mantenimiento del templo, alquiler del local, etc. Entre los deberes de cualquier ngueyo se encuentra el de proteger y auxiliar a cualquier hermano Kimbisa que se encuentre en dificultades, incluyendo ser perseguido por la justicia, aunque hacerlo signifique riesgo o peligro para su propia persona.

Existen varios motivos para convertirse en Kimbisa, como son Salvación( la persona se raya para salvarse de una enfermedad o situación grave o mortal, como puede ser un cáncer, una peligrosa intervención quirúrgica, demencia, adicciones, justicia, persecución, guerra, abusos, brujería, posesión, enemigos, etc ), Evolución( la persona presenta capacidades espirituales de mediumnidad, clarividencia, sanación, etc, que necesita desarrollar ), Camino( la persona es reclamada por determinadas entidades espirituales, como orishas, mpungus y/o difuntos, que afirman ser sus guías tutelares o guardan cualquier otro tipo de relación con ella. Estas entidades pueden advertir de la necesidad de iniciación para que la persona encuentre su camino en la vida y/o evite, prevenga o corrija ciertas circunstancias críticas que vislumbran en su futuro o que le afectan en el presente y desequilibran la armonía de su energía espiritual, produciendo todo tipo de males de naturaleza interior y exterior, como enfermedades y accidentes, respectivamente )y Vocación( la persona posee una fuerte inclinación espiritual que le hace sentir atraído por la magia y los conocimientos y actividades de la Regla. Tal vez no presenten síntomas de mediumnidad u otros poderes extrasensoriales, pero su intensa vocación espiritual puede convertirles en grandes kimbiseros, mediante el estudio y la practica. Existen diversos procedimientos y artilugios mágicos y técnicas secretas para desarrollar las capacidades espirituales en personas que no las presentan espontáneamente ); pero en cualquier caso, la última palabra la tiene el Espíritu Guía del templo( originalmente era el espíritu de San Luis Beltrán, pero actualmente hay kimbiseros que prefieren a otras entidades, como antiguos brujos que en vida fueron kimbiseros y cuyas prendas se han heredado en el munanso ), al cual se le invoca a través de la prenda Kunankisi, que solo se usa para ceremonias importantes y elevados trabajos de luz, nunca por motivos malignos o impuros.

Tanto los ngueyos, como los que no lo son, pueden recibir, de manos de un Padre o Madre Kimbisero, Resguardos( makutos, crucifijos, cadenas, etc ), para protección y suerte que se elaboran teniendo en cuenta lo que marque la letra de la consulta, el signo o camino de la persona, así como sus deidades de cabecera y espíritus guías, si los conoce; y Collares y Guerreros de Osha( Eleggua, Oggún, Ochosi, Osun y los seis collares básicos de Eleggua, Oggún, Obbatalá, Shangó, Yemayá y Oshún, que constituyen los primeros objetos que se reciben en regla de Osha ) y/o Prenda Espiritual( prenda parecida a una nganga pequeña y que sirve de recipiente-cuerpo para los espíritus guías de la persona. Su forma depende del orisha-mpungu de cabecera ), en el caso de que la letra, signo, camino o entidades así lo indiquen. Se entregan sobre todo a personas con dotes mediúmnicas para que se desarrollen. Si más adelante, dicha persona se convierte en Padre o Madre, parte de los elementos de su prenda espiritual pasarán a formar parte de su nganga principal, cuando la monte.

Cuatro Vientos.

Con menos frecuencia, sucede que es necesario que la persona reciba, aunque aún no esté rayado, alguna/s Prendas de Nkisis, que consisten en recipientes mágicos, como güiras, calabazas, cuernos, caña brava o bambú, calderos, cazuelas, caracoles, makutos de saco, soperas, carapachos, etc, que albergan la Fuerza Espiritual de orishas y mpungus sincretizados. De esta forma, se puede recibir un Nkisi Tiembla Tierra( Obbatalá ) en una pata o colmillo de elefante o en una sopera de plata o porcelana blanca; una Madre de Agua( Kalunga-Yemayá ) en un caracol o caña brava grande o sopera azul o tinaja cubierta de conchas y caracoles; una Mamá Chola( Chola Wengue-Ochún ) en una calabaza; un Siete Rayos( Nsasi-Shangó ) en un carapacho de tortuga, cazuela roja y blanca, batea de cedro o madera rojiza o cuerno de toro; Sarabanda( Los Guerreros ) en un caldero de hierro; un Cuatro Vientos( Padre Tiempo-Orúla, Eleggua, Shamalongo ) en un güiro con plumas que cuelga del techo; una Centella Ndoki( Oyá ) en una urna funeraria; una Ngonda Nkisi( la Luna ) en una caña brava; un Kobayende en un makuto de saco, fuente de barro o albarelo de farmacia; un Ngurufinda( Osaín ) en makuto de saco, nido de ave, güiro o cuerno; un Cabo Ronda( Watariamba-Ochosi ) en un casco o gorra militar o en una fuente de barro, con el arco y flecha de metal característicos de Ochosi en su interior( si la persona llega a convertirse en Padre, la flecha se guarda dentro del caldero de Sarabanda y, si se quiere, el casco o gorra se puede colgar de alguno de los palos largos o machetes que sobresalen ); y un Nkuyo( Guardiero-Eleggua-Eshu ) en un fetiche de madera. Los Nkuyos pueden ser de muchos tipos, según su función. Normalmente son guardieros que custodian casas, negocios y lugares, pero también pueden ser concebidos para suerte en el amor, el dinero, para vigilar y castigar.

Por lo general, estos Nkisis corresponden con los mpungus y orishas de cabecera de la persona o que están estrechamente relacionados con una crisis o situación trascendente presente, que la persona debe resolver con su ayuda. Suelen ser nkisis femeninos para las mujeres( Centella Ndoki, Madre de Agua, Mamá Chola, Ngonda Nkisi )y masculinos para los hombres( Siete Rayos, Sarabanda, Cuatro Vientos, etc ).

Los ngueyos( personas que ya han sido rayadas ), pueden recibir Collares de Guerra o Bandera( sanga ndile, nkutu dilanga, collares confeccionados con cuentas, cauries y otros elementos, según la casa y el nivel que se ostenta dentro de esta. Son más largos que los collares de santería y no se cuelgan del cuello, sino del hombro derecho, los hombres y del izquierdo, las mujeres. Estos collares sirven de protección e identificación ante las entidades que se manifiestan en los trabajos y ceremonias, por lo que no se suelen usar fuera del ámbito ritual ); Mpakas( prendas confeccionadas con cuernos de diversos animales cargados mágicamente. Existen diferentes tipos de mpakas, según su función y camino de la persona. La Vititi Mensu o Mensu Mpaka, por ejemplo, sirve para "ver" y adivinar y con este fin se sella con un espejo o lente en la base. Las mpakas que reciben los ngueyos son gajos de la prenda principal u otra prenda de su padrino o del Maestro del templo( Padre o Madre que dirige un munanso o casa Kimbisa ); es decir, que llevan en su carga interior, rastro de una de esas prendas. Estos gajos, al igual que las prendas espirituales y algunos nkisis, como Cabo Ronda, serán necesarios más adelante para montar la nganga principal del nuevo Padre o Madre.

Los fundamentos de un kimbisero se crean y van creciendo a partir de "inspiraciones" que va recibiendo personalmente o a través de "perros de prenda"( caballos de santo, médiums ) o mediante los diversos sistemas adivinatorios. A lo largo del tiempo que dure el aprendizaje como ngueyo, la persona puede recibir de esa forma muchos elementos, objetos, fetiches y prendas menores que le ayudaran en su vida cotidiana y en su crecimiento espiritual. Estos elementos pueden tener forma de tambores, maracas y otros instrumentos musicales, gorros o coronas, máscaras, cetros y bastones, makutos, mpakas, collares y brazaletes, colgantes, anillos, botijos, piedras, cristales, fetiches de tela o madera y armas decoradas y cargadas, como hachas, machetes, sables, flechas, cerbatanas, dardos y cuchillos y a veces también armas de fuego. Se otorgan dependiendo del camino o "especialidad" espiritual de cada ngueyo. Los sanadores natos( personas con dotes naturales para la sanación ), por ejemplo, reciben anillos y colgantes especiales, mataris( otanes-piedras ) y cristales, morteros, maracas y makutos y coronas consagrados a Ngurufinda, Tiembla Tierra y/o a Kobayende; los hijos de Cuatro Vientos reciben un tablero redondo de madera, para registrar; los hijos de Sarabanda, Siete Rayos y Cabo Ronda reciben armas decoradas y cargadas mágicamente, mpakas, máscaras y coronas; las personas con dones o aptitudes para las visiones, ensueños y viajes astrales, reciben cetros especiales, máscaras, pipas, morteros, jícaras, tambores, sonajeros y flautas consagrados a Ngonda Nkisi, Cuatro Vientos y Ngurufinda; y aquellos que desarrollan el poder de transformarse o introducirse en animales reciben coronas, cetros, máscaras, adornos y armas, entre otros objetos, consagrados a los animales o tótems de cada uno.

Cada Nkisi, cada prenda mayor o menor, cada objeto que se recibe viene con su tratado y con sus patipembas( firmas o simbolos mágicos ) correspondientes. La mayoría se reciben del padrino o madrina, pero algunas prendas son entregadas por otros Padres o Madres, ya que sus signos y caminos les permiten tener prendas que otros no tienen. Si, por ejemplo, un ngueyo tiene que recibir un Ndoyi( cetro de ensueño, que facilita los sueños lúcidos o conscientes ) y su padrino no posee uno, ya que no es un "viajero"( facilidad para los viajes astrales, ensueños y visiones ), tendrá que recurrir a otro kimbisero capacitado para que se lo monte. Lo mismo sucede con muchas prendas del sexo opuesto: los ngueyos masculinos tienen que recurrir a Madres Kimbisas para que le monten las prendas femeninas que no posean sus padrinos y, a su vez, los ngueyos mujeres que sean ahijadas de Madres Kimbisas tienen que buscar a otros Padres Kimbisas para que le monten las prendas de nkisis masculinos que no posean sus madrinas. Por eso es conveniente buscarse padrinos de nuestro mismo sexo y con muchos años de experiencia, porque suelen poseer numerosas prendas mayores y menores y el secreto de su correcto montaje.

Mamá Chola.
Cuando el ngueyo está listo se procede al segundo rayamiento, que le convierte en Padre o Madre, en sacerdote o sacerdotisa kimbisa con derecho a acceder a secretos mayores y montar su propia nganga. Para ese entonces ya debe conocer sus mpungus y orishas de cabeceras y sus espíritus guías, así como sus signo, camino y especialidad, si la tiene. Una vez más, la decisión final está en manos del Espíritu Guía del templo o padrino, que es quien dirá si el ngueyo está preparado y es digno de dar este importante paso en su carrera espiritual. La ceremonia de este segundo rayamiento está vedada para todo aquel que no sea un Padre o Madre Kimbisa; los simples ngueyos no la pueden ver. Se corta una cruz grande en el pecho, sobre la pequeña cruz del primer rayamiento y en la herida se introducen rastros y elementos diferentes a los de la primera vez. Se añaden nuevos elementos al collar de Guerra( un collar de guerra o bandera es como un DNI espiritual que dice a qué Munanso, casa y regla pertenece su dueño, así como si es ngueyo, primer o segundo capacitado o maestro y también habla de su camino y de su especialidad ) y se recibe el Bastón de Muertos, que constituye el principal accesorio mágico de cualquier palero.

Se dice que, orignalmente, los bastones de muertos de los kimbisas eran garabatos( rama de Guayaba pintada de rojo y negro ), pero actualmente, al menos en la casa en la que yo me formé, la forma del bastón depende del camino de cada kimbisero. Los hijos de Cuatro Vientos, Nkuyo y de Eleggua reciben Garabato y el resto de los bastones se confeccionan a partir de ramas de palos correspondientes a cada mpungu. Algunos pueden ir adornados con tallas de serpientes enroscadas, calaveras y animales, cintas y cuentas de colores, cascabeles, plumas, dientes, colmillos y garras de fieras y personas, piedras, caracoles y cristales. El bastón de una hija de Madre de Agua, por ejemplo, puede estar confeccionado a partir de un remo y el de Centella Ndoki puede ser montado a partir de un fémur de mujer o de una rama de ciprés de cementerio. Otros, como el de Ngonda Nkisi, se adorna con muchas plumas, como el cetro de un chamán indígena.

Existe cierta influencia de las culturas indígenas americanas en la Regla Kimbisa. Si bien no poseemos mpungus de origen indígena, sí que contamos con numerosos espíritus de indios, de la época de la conquista y colonización española en Cuba, que constituyen la famosa Comisión India que heredamos del Espiritismo Cruzado. El uso mágico del tabaco y el empleo de otras yerbas y plantas de poder para facilitar el tránsito entre el mundo de los vivos y el de los muertos y entre las dimensiones físicas y las espirituales, son secretos que aprendimos de nuestros antepasados indígenas. Algunos de los nkuyos y kini kinis con los que trabajamos los kimbiseros y otros paleros actuales, tienen su origen en antiguos Jigues( palabra que usaban los indios taínos de Cuba para referirse a una especie de duendes que habitan en los arroyuelos y ojos de agua )de la tradición taína.

Como les decía antes, La Regla Kimbisa ha cambiado mucho desde su fundación, hace más de un siglo. Después de la muerte de Petit, el conjunto de la liturgia y los secretos Kimbisas se fragmentó y durante un tiempo pareció que la regla iba a desaparecer. Muchos kimbiseros, como yo, huimos de Cuba y vivimos en el exilio y no contamos con templos donde encontrarnos con nuestros hermanos y practicar nuestras fiestas y tradiciones. Somos Buey Suelto. Sinembargo, en las últimas décadas, gracias al crecimiento y expansión de Internet, los bueyes sueltos desperdigados por el mundo podemos contactar e intercambiar información con una fluidez insospechada hace tan solo 30 años. Actualmente, pese a que muchos religiosos siempre se quejan de que con los tiempos modernos se va perdiendo el conocimiento, como arena entre las manos, lo cierto es que existen más títulos de libros sobre el Palo Monte que nunca, tiendas especializadas en cultos afrocubanos por todo el mundo y en internet se pueden encontrar cientos de tratados, ensayos, artículos, vídeos, música, testimonios, blogs, webs, foros, contactos, etc, relacionados con nuestra cultura religiosa y esotérica. El Palo Monte, siempre tan discreto y esquivo, está experimentando una apertura y un resurgir al empezar a conocerse y desarrollarse en muchos países de toda América y de Europa, que son los lugares donde más se asienta la emigración política y/o económica cubana. Y con el del Palo Monte, viene también el resurgir de la Regla Kimbisa, pues nunca antes estuvo tan clara y bien documentada la tremenda influencia que jugó y sigue jugando nuestra Kimbisa dentro del ámbito religioso y esotérico cubano y afroeuroamericano, en general.

La mayoría de los nganguleros son también católicos, espiritistas y santeros, y algunos hasta babalawos. Trabajan con muertos y mpungus o con santos u orishas, según el caso, aunque nunca mezclados, para tener más posibilidades de vencer. Los kimbiseros vamos un poco más allá y trabajamos directamente con todos los poderes unidos. Esa creencia de que mientras más religiones y disciplinas espirituales se practiquen, mejor, es la esencia del sincretismo religioso criollo en América. Tanto el Vudú haitiano, como la Umbanda brasilera y la Kimbisa cubana, son parientes, en ese sentido, pues los tres fusionan elementos religiosos y esotéricos de las culturas yoruba, lucumí, bantú, indígenas y europeas en un solo culto más complejo y rico, más fuerte y moderno, más del Nuevo Mundo.

Trazo para invocar y dar de comer a los muertos. En el
centro se pone una palangana con agua para la invocación.

La expansión del Palo Monte y la Kimbisa por el mundo, como semillas al viento, está empezando a producir injertos con otras culturas; nuevas cepas enriquecidas por el amplio espectro de religiones y disciplinas espirituales y esotéricas, provenientes de todas partes, que conviven dentro de la macro cultura moderna. Algunos elementos y conceptos se vuelven obsoletos y desaparecen _ como el machismo y la marginalidad que antes caracterizaron a los paleros_ y son sustituidos por nuevas ideas y experiencias, como la física cuántica, el uso de plantas enteógenas del chamanismo indígena de América, el karma y la meditación budista, los chakras, los viajes astrales, la astrología, la Cábala, la Teosofía, la alquimia y hasta Gaia y la Consciencia Colectiva Universal de la New Age. Una religión popular, espontánea y libre, que absorbe a su paso todo lo que le gusta y se reinventa a si misma a cada instante, como la música y la cultura popular, en general. Otra forma instintiva, que se convierte en arte, de evadir la mente de la cotidianidad moderna y elevar el espíritu para conectar con la tierra, con la naturaleza, siempre mágica y profunda, más allá de la banal, insípida y repetitiva realidad de las sociedades modernas en las que habitamos hoy en día.

¡KIMBISA QUIEN VENCE!